No sin polémicas, hoy 22 de Mayo de 2013, se publica en EEUU la nueva edición del DSM -Manual diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders)- de la Asociación Americana de Psiquiatría. En España tendremos la versión traducida en 2014. Para explicar las novedades que nos trae el DSM-5 respecto a la nueva clasificación del Autismo, el pasado 1 de Mayo, en el Curso Previo al IMFAR 2013, Congreso Internacional para la Investigación del Autismo, Andrés Martin, profesor de Psiquiatría Infantil de la Universidad de Yale, expuso las siguientes consideraciones:

  • En primer lugar, realizó una aproximación histórica del manual en la que recordó que en el:
    1. DSM-I y en el DSM-II (1952 y 1968) el Autismo era considerado un síntoma de la Esquizofrenia.
    2. DSM-III (1980) se comenzó a hablar de Autismo Infantil.
    3. DSM-III- R (1987) de incluyó el Trastorno Autista.
    4. DSM-IV-TR (2000)  se definen cinco categorías diagnosticas dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD): Trastorno Autista, Trastorno de Rett, Trastorno Desintegrativo Infantil, Trastorno de Asperger y Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado.
    5. DSM-5 (2013) se habla de una única categoría, el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA).

  • En segundo lugar, expuso que entre las ventajas previstas de este nuevo manual encontramos una mayor identificación de las personas afectadas, la posibilidad de realizar un diagnóstico antes de los tres años de edad, que el sistema de identificación es mejor también para los adultos y que además el DSM-5 estará vivo en la red, por lo que no tendremos que esperar años para su modificación, lo que nos lleva a una mayor efectividad en el diagnóstico, a menos errores de clasificación, un mejor tratamiento, una mejor asistencia, atención y a una mayor calidad de vida.

Así mismo, Martin explicó la necesidad de una nueva clasificación a causa de varios motivos:

  • Las cinco categorías establecidas en el DSM-IV son arbitrarias dado que no diferencian entre comorbilidades, por lo que la misma persona puede cambiar de diagnóstico a lo largo de su vida. En este sentido, el DSM-5 es más flexible y reconoce que la persona con Autismo pueda presentar también otras patologías añadidas como depresión, ansiedad, déficit cognitivo, convulsiones, etc.
  • El Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado ha ido modificándose y se ha convertido en un cajón de sastre.
  • Se da una importante inconsistencia entre diferentes ciudades y se ha comprobado que el primer lugar donde se realiza el diagnóstico predetermina la categoría diagnóstica ya que, cada lugar, ha desarrollado su estilo. Por todo ello, se requiere de una clasificación diagnóstica más universal y más concreta.

Con el DSM-5 las diferencias entre pacientes van a ser más cuantitativas que cualitativas, se va a recalcar mucho el nivel de severidad y, así mismo, vamos a encontrar que a partir de ahora se hablará de las limitaciones sociales y de la comunicación como un único conjunto de dificultades y no como de dos ámbitos separados del desarrollo, con lo que se logrará también un lenguaje menos redundante y más empírico, teniendo en cuenta además que las limitaciones en el lenguaje no son específicas del Autismo.

Por otro lado, se habló de la nueva categoría diagnóstica, el Trastorno de la Comunicación Social, que aparecerá separada de los TEA. La cual no busca crear un nuevo espectro en paralelo.

Finalmente, el profesor refirió que este nuevo diagnóstico además de conllevar ventajas también nos trae controversias y preocupaciones como la posible pérdida de casos diagnosticados o “huérfanos de diagnóstico” como los llamó Martin, recalcando que lo más importante es la discapacidad funcional y no la etiqueta, que estas inquietudes se deberán ir estudiando y analizando en el tiempo y que las personas con Asperger (ASPIES) seguirán existiendo aunque ya no tengan categoría diagnóstica.

Te puede interesar...
Share This
Ir al contenido