Fuente: vozpopuli.com

Francisco Cámara , de Afanya, y con un grado medio en Sistemas microinformáticos y redes indica: «Discapacitados o no, todos debemos de tener una oportunidad laboral».

Acceder al mercado laboral no es tarea fácil, pero el cometido se convierte prácticamente en misión imposible para las personas con Trastorno del Espectro del Autismo .Las cifras así lo muestran. De las 450.000 personas con Autismo en España, se calcula que el 80% en edad de trabajar están desempleadas.

No importa el nivel de estudios o idiomas que tengan, lo primero que se les evalúa en una entrevista de trabajo es su discapacidad. «Hay muchos mitos alrededor del Autismo. Se nos confunde con personas peligrosas o problemáticas, pero nada más lejos de la realidad, somos fáciles de tratar», explica Darko Díaz, un madrileño de 26 años con Asperger, licenciado en Historia por la Universidad de Alcalá de Henares, quien asegura no haber podido trabajar dentro de su sector. «Me encantaría trabajar como profesor algún día, pero mientras llega la oportunidad trabajo como recepcionista para clientes business del aeropuerto de Barajas», manifiesta.

Darko es uno de los pocos que ha conseguido dejar a un lado el paro y pasarse al otro lado de la estadística. Una oferta laboral dirigida específicamente a discapacitados fue su suerte. Y es que toda empresa mayor de 50 trabajadores está obligada a contratar a un 2% de personas con discapacidad. Sin embargo, estas obligaciones no se cumplen. «Recurren a medidas alternativas, como aportar dinero a las fundaciones, que viene muy bien pero estaría mejor que contrataran a los chavales», apunta Natalia Hernando, psicóloga y preparadora laboral de  ADISGUA.

«Recurren a medidas alternativas, como aportar dinero a las fundaciones, que viene muy bien pero estaría mejor que contrataran a los chavales», apunta Natalia Hernando, psicóloga y preparadora laboral de  ADISGUA.

A esta traba se le une otra: la mejor aceptación social a las discapacidades físicas. «La sociedad, por ignorancia o discriminación, prefiere a las personas con discapacidades físicas porque las mentales les hacen sentirse inseguros», comenta Cristina Paredero, con Autismo de 26 años y en búsqueda activa de empleo pese a contar con un grado en secretariado y un buen nivel de inglés. En la misma situación se pronuncia Nicolás Serra, de 22 años y sin trabajo, quien reflexiona: «Las empresas deberían luchar por la mayor igualdad posible a la hora de ofrecer puestos de trabajo»

En la actualidad, el Autismo es una realidad que afecta a 1 de cada 100 niños en Europa y a 1 de cada 68 en Estados Unidos, según las últimas estadísticas. Se trata de un número que ha ido  aumentando significativamente en los últimos cuarenta años . Desde la Confederación Autismo España explican que es posible que este aumento se deba a «una mayor precisión en los diagnósticos y un mayor conocimiento por parte de los profesionales».

Lo cierto es que las personas con Asperger o TEA pueden mostrar aptitudes muy positivas para el desempeño laboral como puede ser «la puntualidad, la atención a los detalles y la persistencia en la realización de tareas», enumeran desde la Fundación Ángel Rivière, donde cuentan en plantilla con un joven con Asperger, Miguel Aulló, de 29 años y licenciado en Psicología por la Complutense. «Se tiene una concepción muy errónea sobre la incapacidad del autismo. Está demostrado que podemos integrarnos perfectamente en un empleo», comenta.

Asociaciones y organizaciones coinciden en lo mismo: es necesaria una mayor concienciación social acerca del autismo

Tanto es así que en España hay una consultora informática de origen danés, Specialisterne, cuya plantilla está compuesta 100% por personal con Síndrome de Asperger. «Son personas con mucha tenacidad, memoria y competencia visual. Muy perfeccionistas en su trabajo, convirtiéndose en verdaderos especialistas de la materia que traten. Para todos los trabajos de software, tratamiento de datos y documentación, estas capacidades hacen que su rendimiento sea superior a la media del resto de la población», afirman.

La única diferencia es que estos empleados necesitan de un coach laboral que les ayude a ir superando ciertas dificultades en la comunicación y la interacción social. «Solo necesitan una hora a la semana de soporte», concluyen. Guillermo García, valenciano de 29 años, es uno de los 57 trabajadores de Specialisterne. Al terminar sus estudios de Informática, decidió trasladarse a vivir a Madrid para encontrar un empleo. Ahora lleva un año y medio en la empresa y está «muy contento». Su compañero en la empresa recién llegado, Francisco Cámara , de 23 años, y con un grado medio en Sistemas microinformáticos y redes indica: «Discapacitados o no, todos debemos de tener una oportunidad laboral«.

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