Fuente: Autism Speaks

Melissa Koole es una modelo Holandesa que vive y trabaja en Nueva York y ha compartido en la web Autism Speaks cómo fue descubrir que tenía  Síndrome de Asperger a los 19 años.

Melissa, que anticipa al principio de la historia que no es extraño que los diagnósticos de Asperger sean tardíos y menos tratándose de una mujer,  explica que le resulta muy raro hablar de lo que significa crecer teniendo este síndrome, por que ella no lo supo hasta los 19 años.

Creció en Holanda, en un ambiente seguro y estable, rodeada de naturaleza y animales con los que podía jugar después de clase, fascinada con ellos, con las plantas, los árboles y las enciclopedias. Era la típica chica que conocía el nombre de los animales raros, y la no tan típica que comía hierba para conocer cómo se sentían sus compañeros herbívoros.

A la edad de 9 años se empezó a dar cuenta de que no era una niña común.  Empezó a sentir que no pertenecía a este mundo. Incluso disfrutando a la hora de socializar con otras personas y tener amigos, empezó a sentirse aislada cuando todos hacían grupos y ella se quedaba fuera.

Melissa incluso llego a autolesionarse al no entender que todos sus esfuerzos por encajar tuvieran tan poca respuesta.

A los 12 años, al cambiar al instituto, decidió que eso no se iba a repetir, y para ello, estudió el comportamiento de los otros chicos mayores que ella, por lo que la pubertad, que ya es difícil para todos, para ella lo fue un poco más.

Como muchas personas con Autismo (y sin él) empezó a ser acosada en el instituto y sintió como todo su mundo se hundía.  Melissa incluso llego a autolesionarse al no entender que todos sus esfuerzos por encajar tuvieran tan poca respuesta.

En la universidad las cosas no fueron a mejor. Coger un autobús lleno de gente dos veces al día le causaba mucho estrés, se sentía paralizada e impotente, y se volvía una persona cero comunicativa, con la mirada perdida. Se dio cuenta de que.

 Pero ahora sé que incluso con un trastorno, eres capaz de aprender, adaptarse y crecer.

Y esa ayuda llegó en forma de diagnóstico: «Me sentí tan aliviada cuando recibí mi diagnóstico… Finalmente no era sólo un bicho raro, en realidad pertenecía a un grupo de personas que eran simplemente diferentes. Me dio claridad, pertenencia, tranquilidad y apoyo.»

No todo fue sencillo desde entonces ya que, como reconoce «Tuve mis momentos duros mientras luchaba con la cuestión de lo que Asperger significaba para mí, y si me definía, sobre todo cuando decidí trabajar como modelo. ¿Sería realmente capaz de viajar por el mundo  sin ningún sentido de estabilidad? Pero ahora sé que incluso con un trastorno, eres capaz de aprender, adaptarse y crecer.

En dos años reconoce que se ha vuelto mucho más  confiada, social, flexible y relajada de lo que nunca pensó que podría ser… » Y aunque mi vida puede ser más difícil y desafiante,» afirma, «nunca cambiaría nada porque ser yo es impresionante.»

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