Fuente: Nmas1.org

Una serie de mutaciones genéticas en una proteína neuronal pueden producir desórdenes que van de la epilepsia infantil a Trastornos del Espectro del Autismo (TEA).

Esta serie de desórdenes varían en función de si la mutación aumenta o debilita la función de la proteína, según un reciente estudio de investigadores de UC San Francisco. Se ha publicado en la revista Biological Psychiatry.

Entender cómo es que estas modificaciones genéticas afectan la función cerebral podría aclarar muchas cosas, según los autores del estudio.  La más llamativa la manera en que sucesos tempranos en el desarrollo del cerebro fetal conducen al autismo. El estudio también identifica al gen responsable de estos cambios –llamado SCN2A – como el único gen humano con la evidencia más fuerte de un papel causal en la aparición de TEAs.

Este gen codifica una proteína llamada NaV1.2, que determina la capacidad de las neuronas para comunicarse eléctricamente entre sí, especialmente durante el desarrollo temprano del cerebro. Además de su relación con el autismo, las mutaciones del gen SCN2A también habían sido asociadas anteriormente con la epilepsia. Estaba pendiente averiguar qué cambios diversos determinaban que las mutaciones condujeran a uno u otra .

Los niños con TEA tuvieron más dificultades para la transmisión de señales eléctricas en sus neuronas

El equipo liderado por el neurofisiólogo Kevin Bender ,observó en células humanas cultivadas en el laboratorio, cómo 12 mutaciones diferentes del gen SCN2A recogidas en niños con TEA, afectaron las propiedades eléctricas de los canales NaV1.2 de diversas formas.

A diferencia de pacientes que sufren un desorden epiléptico por neuronas más excitables a causa de las mutaciones observadas, los niños con TEA tuvieron más dificultades para la transmisión de señales eléctricas en sus neuronas a causa de la misma alteración genética.

«Fue notable ver cómo consistentemente la función neuronal fue interrumpida por estas diferentes mutaciones observadas en pacientes con autismo».

La reciente investigación marca un avance en la comprensión de cómo las mutaciones SCN2A conducen al autismo y el retraso del desarrollo y de los mecanismos de los TEA en general, adelantos que posteriormente podrían traducirse en terapias preventivas o tratamientos más eficaces.

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