Dentro de las características que definen a las personas diagnosticadas dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) encontramos la inflexibilidad mental y las dificultades de simbolización e imaginación. Es decir, a nuestros amigos con autismo les cuesta interpretar lo que está sucediendo y organizar el futuro.

Fuente: Federación Autismo Madrid

Estos son los motivos por los que las personas con TEA presentan patrones rígidos de conducta, adherencia a acciones estereotipadas o a objetos, a rituales de actuación, intereses restringidos hacia determinados temas, perfeccionamiento rígido a la hora de realizar determinadas tareas, selectividad alimenticia, dificultades a la hora de desarrollar las capacidades de imaginación, creatividad, de juego simbólico (por ejemplo jugar a las familias, las profesiones, etc.), así como adaptarse a las situaciones y rutinas nuevas que sean diferentes a las cotidianas y conocidas.

Cuando una persona con autismo se encuentra ante una situación novedosa siente malestar, descontrol y miedo ante lo desconocido, lo cual les provoca ansiedad y estrés. De ahí es desde donde nacen posibles conductas oposicionistas o rabietas, más cuando la persona también presenta dificultades de socialización y de comunicación y no puede ni expresar qué es lo que le está sucediendo y qué es lo que quiere o necesita, ni puede comprender qué le estamos diciendo sobre lo que está pasando, con lo cual no conseguimos que esa angustia se vaya.

Sabiendo esto podemos comprender mejor por qué las personas con TEA prefieren los ambientes conocidos, predecibles, controlables.

Pero el que esto les cueste no significa que no puedan mejorar y aprender a tener una mayor flexibilización mental, una mejor capacidad de simbolización y una mayor capacidad para adaptarse a los cambios y a las nuevas rutinas.

¿Qué podemos hacer? Estas son algunas ideas:

  • Anticiparles y explicarles qué es lo que va a suceder a través de la utilización de apoyos visuales, agendas, historias sociales, cuentos, juegos y explicaciones adecuadas al nivel de comprensión de cada persona.
  • Prever los posibles momentos de dificultad y prepararse para ellos, bien evitándolo si la persona no está preparada para ello, bien afrontándolos si es que la persona sí está preparada y se ha trabajado con ella previamente la ocurrencia de esa situación.
  • Enseñar a la persona con TEA a comunicar sus sentimientos, deseos y necesidades mediante el procedimiento más adecuado para ella, ya sea a través de gestos, signos, pictogramas, fotografías, o incluso verbalmente, etc.
  • Trabajar aspectos de la Teoría de la Mente, imitación, imaginación, creatividad, juego simbólico.
  • Ampliar los temas de interés.
  • Reforzar positivamente cuando se haya conseguido algún avance a la hora de aceptar novedades y cambios.

Finalmente decir que no hay que tener miedo de introducir pequeños cambios en las rutinas y situaciones de costumbre. Precisamente uno de los objetivos de toda terapia debe ser el mejorar estas dificultades, eso sí, estos cambios deben realizar de manera programada, teniendo en cuenta las indicaciones que hemos comentado más arriba y siempre adaptándonos a las características individuales de cada persona.

Laura Hijosa Torices

Psicóloga

Federación Autismo Madrid

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