En la definición sobre Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) que ofrece el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) se menciona el habla estereotipada y las estereotipias motoras simples, pero ¿qué son las estereotipias?

Las estereotipias son movimientos repetitivos, generalmente coordinados y rítmicos, que se realizan siempre de la misma manera (estereotipado). Estos movimientos, además, ocurren solamente mientras la persona está despierta, su duración es variable y no se realizan con un fin concreto.

Suelen aparecer antes de los 3 años de edad y se categorizan en primarias y secundarias. Las primarias son transitorias, por lo que, tienden a desaparecer progresivamente a medida que avanza el desarrollo del menor. Mientras que las secundarias, persisten en el tiempo y están asociadas a trastornos del neurodesarrollo, como en el caso del autismo.

Las estereotipias pueden ser:

  • motoras (movimientos) o fónicas (sonidos o vocalizaciones)
  • simples (movimientos simples o sonidos guturales) o complejas (varios movimientos o varias vocalizaciones).

Además, están relacionadas con cualquier parte del cuerpo, es decir, con respecto a la cabeza, a las extremidades superiores e inferiores. Como, por ejemplo: balancear el tronco, aletear, dar palmadas, chasquear los dedos, dar saltitos, golpear un pie en el suelo…

O también pueden estar relacionadas con un objeto como, por ejemplo, enrollar o tirarse de la camisa o agitar un cordón.

 

Las estereotipias en personas con autismo

Las personas con TEA pueden presentar hipo – hiper sensibilidad a determinados estímulos, pueden tener dificultades en comprender ciertas situaciones sociales, o dificultades para comunicar necesidades o gestionar las emociones.

Es decir, hay situaciones en las que determinados estímulos sensoriales sobrepasan el nivel de tolerancia (sobreestimulación) de la persona como, por ejemplo, un exceso de luz o ruido. Estas situaciones pueden generar sentimientos de rabia, frustración, ansiedad, excitación o aburrimiento, entre otras.

Es entonces cuando aparecen ciertas conductas que generan sensación de control, placer, relajación, entusiasmo…

En este caso, la estereotipia podría estar ayudando a regularse y no sentir ansiedad (ej: cuando suena el timbre del colegio y los compañeros comienzan a levantarse, gritar y correr para salir al patio. Para “bloquear” tanto ruido, la persona con TEA puede comenzar a balancearse con el objetivo de centrarse en el balanceo y amortiguar el ruido de la clase).

También pueden aparecer estereotipias para la regulación de las emociones. Por ejemplo, pongamos el caso de una persona que el día de su cumpleaños está muy contento porque va a abrir sus regalos. Lo que se traduce en una excitación intensa que se presenta en forma de chasquido de dedos (estereotipia). Por tanto, la finalidad de la estereotipia es la gratificación sensorial, es decir, proporcionar sensación de control o relajación bloqueando los estímulos externos.

Pero, aunque las estereotipias consiguen, entre otras, calmar a las personas con TEA, suelen ser movimientos o vocalizaciones que en ocasiones pueden interferir en el aprendizaje o en las relaciones sociales. En esos casos, suelen reorientarse estas conductas a otras más adaptativas. Por ejemplo, una persona a la que le encante montar en bicicleta. Cada vez que esa persona realiza esta actividad, siente mucha alegría y adrenalina. Para gestionar esta emoción comienza a aletear (estereotipia). El propio aleteo le impide agarrar el manillar, lo que interfiere en la actividad e incluso podría llegar a provocar una situación de riesgo a causa de soltar el manillar. 

Finalmente, hay que tener en cuenta que cada persona es diferente y un mismo comportamiento puede tener muchos significados. Por eso, para comprender las estereotipias es importante conocer a la persona y observar el contexto, lugar y hora en la que aparece esa estereotipia.

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