El pasado 30 de julio, la escritora Rosa Regás publicaba, en su blog del diario El Mundo, un artículo en el que calificaba de «monstruos» a los bebés con malformaciones. Reproducimos aquí la respuesta del periodista Andrés Aberasturi, agnóstico con un hijo con discapacidad.
Rosa Regás publicó un artículo/pastiche en su blog «ellas» de Elmundo.es en el que, para defender su posición a favor del aborto y en contra de lo anunciado por el ministro Ruiz Gallardón, mezcla en una pocas líneas la Inquisición, el capitalismo, la derecha política, los último veinte siglos y no sé cuántas cosas más. Está en su derecho y es muy libre de ofrecer como verdades absolutas e irrefutables opiniones que sólo son suyas y estadísticas que se saca de la manga. Nada que decir. Como tampoco se trata de entrar en el debate sobre si el aborto es un derecho o no de la madre o cuando el nascituros adquiere la condición de persona.
Pero Rosa Regás se equivoca muy gravemente tres veces, tan gravemente que debería al menos rectificar una afirmación y retirar inmediatamente otra que repite en dos ocasiones de una forma descarnada, con una rotundidad insultante, dolorosa, injusta y excesivamente cercana a la ideología nazi. La que debería rectificar es cuando asegura que «las (mujeres) europeas ya tienen ese problema solucionado de no querer dar vida a quien no podrá disfrutarla.» ¿Qué sabe Rosa Regás de eso? ¿Qué sabe Rosa Regás de la risa abierta de mi hijo, de su paz cuando duerme, de su mirada llena de luz cada mañana, de lo que le hemos podido dar y de todo lo que él no ha dado? ¿Cómo se atreve Rosa Regás a generalizar y afirmar que mi hijo -y tantos hijos- no pueden disfrutar de la vida? ¿Con que derecho dice tales cosas? ¿Con qué base científica? ¿Con qué permiso?
Pero siendo esto ya una temeridad por parte de la escritora, no es lo peor. Insisto que, al margen de su postura a favor del aborto, que puede o no ser compartida por mas gente, doña Rosa Regás comienza su artículo/pastiche con un gravísimo desprecio hacia todos los discapacitados, incluso a los que llegaron a esa situación de una forma sobrevenida y no en el parto o la gestación porque la Regás no hace distinciones y se lamenta de «que sea el señor Ruiz Gallardón el que tenga que decidir si una mujer ha dedar a luz un monstruo».
Un monstruo, ha leído bien. De forma que si los diagnosticados por una malformación son para doña Rosa unos monstruos en caso de que nazcan, lo son también los ya nacidos: mi hijo es para la escritora un monstruo. Y por si alguien piensa que utilizar esa palabra fue un desliz, termina su articulo/pastiche con una afirmación que da escalofríos y nos recuerda -lo siento- el tiempo mas infame del Siglo XX.
Concluye Rosa Regás: «Señor Ministro, ¿no le parece que antes de dar vida a los monstruos debería ocuparse de que no se resquebrajara la dignidad de los vivos, y defender para ellos trabajo, vivienda, educación y sanidad?» Si esta no es una demanda nazi, que alguien me lo explique.
Lo rescribo entre el asombro, la perplejidad y el asco: «antes de dar vida a los monstruos». Naturalmente me faltan palabras para expresar lo que sentí al leer semejante panfleto desde mi agnosticismo y sólo entrando en el calificativo que Regás dedica a los discapacitados. No puedo creerlo. He leído en las redes sociales algunas respuestas de gente directamente afectada por esta barbaridad y a punto he estado de dejar pasar el tema. Peroporque mi hijo no tiene voz y porque muchas madres y muchos padres no tienen medios, vuelvo al lenguaje.
Porque el problema no es -lo digo por tercera vez- que defiendas el aborto en casos de malformación que puede ser algo discutible; el problema, Rosa Regás es que califiques de «monstruos» a tantos seres inocentes que, en contra de lo crees, disfrutan en la mayoría de los casos -no siempre- de la vida y del amor de quienes les rodean.
Te has equivocado, Rosa, y ni siquiera en esa última petición monstruosa que le haces al ministro exigiendo que «antes de dar vida a los monstruos» se preocupe del trabajo de los vivos, la vivienda, la educación etc. has tenido el mínimo detalle de exigirle también el respeto a la dignidad y las ayudas necesarias para los que según tu teoría, serían monstruos vivientes. Quiero pensar que al menos crees que también tienen derechos. No sé si me equivoco.
Podéis leer aquí el artículo de Rosa Regás.
Hace9 años tenia preparada la maleta para abortar mi hija pues el feto tenia una malformación era el pulmón izquierdo tan grande y lleno de quistes que ni el corazón ni el otro pulmon se veían casi. El papa le dijo a mi hija que nada de aborto y a los dos meses gracias a Dios y los rezos la niña sin mas explicacion estaba sana. Cuando la abrazo pienso ¿y si la hubieran abortado?