«Un «click» en el cerebro»
Autora María Álvarez Menéndez)
Esta tarde, mientras caminaba con Julia por una senda que hay cercana a nuestra casa, me di cuenta de algo que a mi misma me sorprendió:
¡¡¡No me importaban las «miradas» de las personas con las que nos cruzábamos!!!…no me importaban nada de nada.
Siempre he pensado que, sin haber sido diagnosticada en mi niñez, poseo muchas de las características que hacen que una persona sea diagnosticada dentro del Trastorno de Espectro Autista. Soy hipersensible al ruido, me alteran las aglomeraciones de gente, podría estar sin salir de mi casa durante días…soy obsesiva, reiterativa…y, al igual que le ocurre a Julia, mi cerebro decide un día hacer «click» y, como por arte de magia, ¡Hip- Hop…he paseado junto a mi hija, relajadísima, haciendo caso omiso del resto de caminantes!
Todos los grandes avances de Julia han sido sin previo aviso.
Nunca gateó y un día, cuando tenía once meses, se puso de pie y empezó a caminar sin ningún titubeo, es más, jamás tropezó o se cayó al suelo…
Hasta los cinco años se negó a masticar; toda la comida tenía que ser previamente triturada y las galletas rellenas de chocolate, que siempre le encantaron, las chupaba con deleite hasta que un día, por sorpresa, dió un generoso mordisco y hasta hoy…
Cuándo era muy, muy bebé no le gustaban los chupetes hasta que, a los 9 meses, se decidió a probar y ¡hasta los seis años!. Recuerdo mi angustia porque no sabía como conseguir que dejase esa afición sin generarle ansiedad. Sin embargo, nuevamente su cerebro hizo «click» y, de la noche a la mañana, dejó el hábito…
Con dos años «ordenaba» correctamente los tomos de las enciclopedias que yo tenía en mi habitación…pero nadie le había enseñado a contar.
A los tres años decidió sentarse ante el ordenador y empezó a escribir ´sin que nadie le hubiese enseñado.
Un día se tiró a la piscina y, sin haber acudido a ningún cursillo, ¡sabía nadar!. Con el tiempo ha ido perfeccionando su estilo y luego si participó en innumerables cursos de natación, pero el día que se lanzó al agua fue un nuevo «click» de su cerebro.
Un gran hito en su desarrollo fue la eliminación de los pañales. Yo suponía que iba a ser muy complicado y, sin embargo, nuevamente nos sorprendió a todos pues solamente fue necesario un día…¡solamente un día!.
Finalizo este «post» como lo inicié:
¡¡¡Ya no me afectan las miradas de la gente…me resultan indiferentes…y estoy asombrada de mí misma!!!.
Vivir junto a una persona con autismo no deja de ser una fascinante aventura. Por supuesto no voy a negar que querría que Julia fuese una adolescente «al uso» como su hermana Celia, claro que desearía que hubiese sido una niña «no especial»…pero es Julia, es mi hija y la quiero como es, al igual que quiero a mi otra hija Celia.
Tengo dos hijas, la mayor es «especial», entre comillas, y la pequeña es especial…ambas, maravillosas, geniales, enriquecedoras y…lo más importante, creo estar segura de una cosa: las dos son felices en sus respectivos mundos.
¡Ah!…espero que el «clik» que hoy ha hecho mi cerebro permanezca en el tiempo y, así, empezaré a disfrutar de mis paseos con Julia sin preocuparme de nada más…
Todo lo que he leído del autismo es fascinante, sus relatos, su comportamiento, su inteligencia, sus habilidades y destrezas, sus hábitos ensimismados, el encerrarse en su mundo, sus gustos por la música y disgustos por contacto físico, su hipersensibilidad a los sonidos, su aprendizaje previo a la enseñanza, sus movimientos repetitivos, la evasión de la mirada, su gusto por las artes, su disgusto por las aglomeraciones, sus obsesiones compulsivas, la ignorancia de su entorno y la facilidad con que se “desconectan” de él, el orden sistemático de sus cosas como si fuera una habilidad razonada o aprendida, son como esponjas de aprendizaje, almacenan conductas diversas, para cuando se requiera una habilidad y desempeñarla con asombrosa facilidad, son confiables y genuinos, no les gustan las mentiras, ni aceptan halagos inmerecidos me da la sensación de que también son confiables, y en cierta forma no son dependientes de la experiencia de los demás, tienen la seguridad de su propia experiencia anticipada, por ese otro instinto propio y no son replica de otro, son únicos por sus extraordinarias diferencias.
Son auténticos seres especiales, que practican sus valores y principios, son cuidadosos al equilibrar sus motivaciones para que estén impulsadas por estos valores internos y no por el egocentrismo o deseo de recompensas o reconocimientos externos, confía mucho en su equipo de apoyo familiar, que les garantiza llevar una vida integrada, equilibrada y segura, sus padres y a veces sus hermanos con los que conviven.
Las aventuras que día a día pasan sus seres queridos, por lo general sus madres, a quienes ellos les enseñan de diario nuevas lecciones de vida, que jamás se imaginaron aprender, y el compartir con nosotros, para que aprendamos a comprenderlos y a entenderlos más a fondo, siento que son además de ser seres especiales, son auténticos y nos dejan una buena enseñanza, con un buen sabor en el corazón.