“¿ Hubieras preferido que Julia fuese una niña “normal?”.
Autora: María Álvarez Menendez
Es muy extraño y paradójico. Cuando Julia y yo paseamos, vamos a la piscina o a la compra, he aceptado ya como algo absolutamente natural que, tarde o temprano, nos miren de soslayo o bien directamente a la vez que cuchichean e incluso sonríen. Sin embargo, nadie, nunca se ha atrevido a hacerme una pregunta que hasta yo misma me niego a plantear:
“¿ Hubieras preferido que Julia fuese una niña “normal?”.
Tras dieciséis años viviendo junto a ella, ahora mismo ya no sabría que contestar. Julia es mi hija, al igual que lo es Celia y, al igual que no cambiaría a Celia por nadie, puedo asegurar que tampoco cambiaría a Julia por nadie.
Si tuve un periodo de rebeldía. Estaba enfadada contra el mundo en general por haberme robado esa etapa tan maravillosa que es cuando tu hijo es un bebé y se supone que le gustan hacer todas las “monerías” que le gustan al resto. A Julia no le interesaban los juegos imitativos, se negaba a balbucear…fue un bebé muy serio.
Las diferencias se hicieron más evidentes cuando nació Celia. Julia tenía 14 meses y dejó de emitir los escasos ruidos que salían de su boca. Yo siempre dije que “se había quedado muda”. Al tener como referencia un bebé “normal” me di de bruces con la evidencia: “algo va muy mal en el desarrollo de Julia”; como efectivamente confirmaron los miles de diagnósticos que recibió.
Aún así, a día de hoy, cuando veo a un matrimonio cenando con su bebé, sentado en una trona, siento envidia: jamás pudimos hacer eso; no porque Celia no fuese a comportarse mal, sino porque el compotamiento de Julia era impredecible. Me ocurre lo mismo en la piscina, en el supermercado, en el cine…caminando por la calle.
Pero no todo es tristeza. Disfruto viendo a Julia feliz montando a caballo, algo que le apasiona o nadando en la piscina o en la playa, algo que nadie le enseño y que domina a la perfección. También es feliz dando volteretas en el aire mientras que salta en una cama elástica o saltando en su “super pelota”.una ni
Cambiaría a Julia, como es hoy en día, por otra Julia, “normal”?. Ni tan siquiera puedo plantearme esa pregunta. Amo con locura a mi hija Julia, en su conjunto, tal y como es y no…a estas alturas no…deseo que sea la niña maravillosa y feliz que es y la que todos queremos. Al igual que jamás cambiaría a mi otra hija Celia. Son así y por eso las quiero.