EL MUNDO DE JR

Autora: Bibiana Rivera

Recuerdo esas palabras: «está en su mundo, va a su bola», le decíamos a la gente, y hasta el pediatra nunca notó nada en las revisiones. Niño sano y de peso perfecto. Pasados sus 2 años, empezamos a buscar respuestas al poco lenguaje, no atender a su nombre, bueno… qué decir… llegó el Autismo, pero al mismo tiempo nos llegó el gran reto de entender y buscar cómo llegar al Mundo de JR. Tomo prestado el título del Mundo de Pocoyo, porque fue su primer dibujo animado, jamás olvidaré cómo a sus 9 meses sonreía y disfrutaba con ese pequeño niño que hablaba poco, y que estaba en ese planeta, cuyo único trabajo era jugar.

Así que estoy orgullosa de verte caminar, correr, aprender, cantar canciones, y aunque todavía no juegas como todos los niños, prefieres estar solo y te cuesta socializar, cada día trabajamos y nos acercamos un poco más. He de confesar que era la madre más ilusionada cuando a los 15 meses ya sabías las vocales, letras, números, hacer garabatos para intentar «escribir». Aunque no habíamos escuchado tus palabras ni decir «mamá»  o «papá», ya estaba llena de proyectos para el futuro, pensaba en lo que serías cuando fueras grande.

Todo eso fue destruido cuando llegó la palabra discapacidad, así que te amedrentas y te hundes. Debes salir de esa oscuridad y aferrarte a la luz. En mi caso, esa luz entró finamente filtrada por las persianas, esa misma que muchos días tratas de aprehender cuando despiertas y te descubro con tus manitas observando cómo se mueven las partículas del polvo, y tocando en la pared los óvalos que se forman. A esa luz llena de esperanza si la vez, dale ánimo; si caes de repente, levántate.

Ahora busco todos los días en los mapas las rutas para llegar al Mundo de JR, un mundo que no es de ficción  o simple locura, porque tú no vives en otro mundo, ningún otro niño a sus 3 años sabe más que él, que vivimos en el planeta Tierra. Apasionado por el sistema solar, los números, las estrellas, los días, meses del año, disfrutas con atención cuando te leo libros, porque memorizas cada palabra, tu gran afición por el inglés me deslumbra, todo eso es tu mundo, y que gracias a Dios podemos compartirlo juntos. Eres mi Sol y a tu lado estamos tus padres, familia, algunos amigos y ruego porque gires y giren siempre a tu alrededor la gente buena que existe en esta Tierra.

Como madre no quiero engrandecer tus destrezas y virtudes, que las tienes y muchas, porque cada día llega con su lucha. Es un niño como cualquier otro, que juega, llora, ríe, que se esfuerza para comprender y poder expresar lo que siente. Así, que mi gran deseo es compartirles las palabras que nos alientan cada día, y cuando creo perder el norte, las rescato de la caja mágica para volver a ese hermoso mundo. Sonriéndole cada día, repartiendo besos y abrazos, jugando en el suelo con hojas secas, con pelotas en el parque, viajando en el metro, así y de innumerables formas, es cómo adquiero esos super poderes para llegar a él.

De repente te encuentras la felicidad donde y en los lugares que no imaginabas, puedes disfrutar de lograr pequeñas metas. Sí, me hace feliz que sepas el abecedario, en inglés y en español y muchas cosas, pero ahora me engrandece el alma cuando me dices en el parque infantil: Columpio cosquillas, más fuerte, parar, cuando señalas un puente para decirnos que tiene un uno arriba, o me dices gafas, señalando a un niño que tiene gafas.

Cómo describir cuando vamos escribiendo letras y números en el aire, en la arena, en el agua, revive en mí un Quijote olvidado y sin importar lo que piensen o digan los demás, tengo la más brillante armadura, soy la madre más orgullosa y tú mi pequeño aprendiz que descubre la noche y la Luna. Cuando pides más lucha a papá, nos buscas corriendo por la casa, y sabes que estamos aquí, juntos, siempre nos quieres juntos. Llegas un día mágicamente y nos sorprendes intentado hacer las cosas tu mismo, soplar un matasuegras, hacer caracoles enrollando plastilina, jugando, quitándote los calcetines y guardando tus zapatos…. que feliz me siento por esas cosas, estoy completamente segura que tengo un gran guerrero, un CAMPEÓN.

Tengo que confesar que tu papá y yo éramos una pareja especial, que sin importar la enorme diferencia de edad nos casamos y luego llegaste tú, a darnos sentido, para ser una familia. Ahora vivimos cada día en el Mundo de JR, como dices tú «los cuatro: papá, mamá, José Ramón y Chica (nuestra perrita)».  Unos ratos llenos de felicidad, otros superando los apuros, pero esa es la vida y esa es la lucha que tiene el vivir. No puedo ni quiero ponerte límites, ni asegurar tu futuro, pero jamás dejaré de creer en tí y en la bendición de Dios.

Escribo en mayúscula para ADELANTE, intentarlo una y otra vez, no llores por lo que te falta, da gracias por lo que tienes. No mires comparándote con el del lado, te parecerá mejor o peor, mira a tú tesoro, guárdalo, protégelo para que crezca, revivimos cada día la fe y valores del inmortal

Te puede interesar...
Share This
Ir al contenido