Fuente: El Pais
Alumnos del colegio Montserrat de Madrid crean herramientas para otros estudiantes con discapacidad. Son programas, ejercicios y juegos que utilizarán los usuarios de un aula especializada.
“Calle, lluvia, abrigo. Si salimos a la calle y llueve, nos ponemos el abrigo”. En las actividades preparadas por los estudiantes se siguen las indicaciones de las especialistas en alumnos con TGD, “pictogramas sencillos, con letras mayúsculas, arial y negras, y en un orden determinado, explican los estudiantes. En parejas, cada uno ha preparado una de estas secuencias y un juego. Hay de todo: laberintos, programas de sumas y multiplicación, un frontón…
Alejandro, de 1º de ESO A, muestra con soltura cómo diseñar una de estas actividades en pocos minutos. La programación ya le atrae como ocupación profesional. “Manejan conceptos muy especializados, como el desarrollo de bucles, los condicionales o las coordenadas”, destaca el profesor. Aprenden para que a su vez aprendan sus compañeros con autismo, lo que les motiva: “Es bonito que podamos ayudar a niños con problemas”, comenta Noelia, otra alumna de 1º A cuyo hermano pequeño comparte clase con uno de los alumnos del aula de las Estrellas. En ella espera Teresa poder revisar pronto sus herramientas para empezar luego a utilizarlas en las pizarras SMART.
El colegio Montserrat, de la Fundación Hogar del Empleado (Fuhem), es, por petición propia, centro de atención preferente al alumnado TGD desde este año. Ya hace cuatro que integraron cinco estudiantes de este tipo, que ahora están en 4º y 5º de primaria, a través de un convenio con la asociación Aleph. Ahora buscan optimizar la atención a este colectivo a través de las nuevas tecnologías. No siempre es fácil. Martín y Ángel, dos compañeros de Laura en el Aula de las Estrellas de su misma edad, no quieren cuentas con la pizarra. Martín grita potentes noes, mientras Ángel deambula por la clase. Ajena al jaleo, Laura se esmera en el ejercicio. Y, cuando nadie se lo pide, Ángel se anima. Teresa, su tutora en el aula especial, resume: “Es complicado, hay que darles su tiempo, cuidar mucho la atención, pero siempre, siempre merece la pena”.
Bravo por el Colegio Montserrat. Siempre han apostado por la integración y es uno de los centro más vanguardistas de Madrid. Mis primos, ahora en la Universidad, han cursado estudios allí hasta el año pasado y compañeros de mi hijo de la asociación aleph también cursan estudios allí. Desde hace muchos años este centro da cabida a «todos los alumnos».