Por su amor, su sencillez y cariño, y porque nos han llegado muy adentro,  publicamos las palabras de la ganadora del II Concurso Cuéntame el Autismo , Carmen Díaz, al recibir su premio.   Gracias Carmen.

 AUTÉNTICOS

        (Unas palabras para agradecer mi premio por el relato “Una bici azul”

Buenos días:

En primer lugar querría expresar mi agradecimiento al jurado del concurso por concederme este premio que me ha hecho tanta ilusión. Es la primera vez que me dan un premio por escribir, cosa que hago con frecuencia y que me ayuda mucho a ordenar ideas, expresar sentimientos y hacer salir a flote algunas emociones que a veces siento sin tener plena consciencia de ellas.

También quiero dar las gracias a todos esos pares de ojos que me han regalado un poco de su tiempo para leer mis relatos y que, espero, hayan disfrutado al hacerlo lo mismo que yo al escribirlos.

Estoy muy contenta de pertenecer a este colectivo de madres y padres de autistas, tan valientes y tan luchadores, con ese arrojo que proporciona la combinación de sentir mucho amor y a la vez mucho sufrimiento.

Ser autista es ser auténtico, un ser humano sin maldad, sin doble intención, sin esa dosis de hipocresía que nos hace falta asumir para convertirnos en seres “socialmente aceptados”.

Además de entregarnos sus rabietas, sus balanceos, el aleteo de sus manos, sus comportamientos estereotipados… nos entregan un amor y una ternura tan auténticos que solamente se pueden expresar con el corazón… el más auténtico de nuestros órganos, puesto que si se para, termina nuestra vida.

Los padres de hijos autistas somos, por lo tanto, padres auténticos, observadores, persistentes, pacientes, entregados, sacrificados… que enfrentamos a diario ese reto, la mayor parte de las veces sin medios adecuados ni conocimientos… solo con nuestro arrojo y voluntad, nuestro auténtico amor a esos hijos que sufren, sin ellos pedirlo, este trastorno del que se escribe mucho, pero del que en realidad todavía se sabe muy poco.

Pienso que creer en nuestros hijos autistas, en sus capacidades, y dedicarle nuestro presente, ese espacio de tiempo tan valioso que actuamos, a diario, entre pasado y futuro, son las dos herramientas más efectivas para conseguir normalizar sus vidas.

Estoy convencida de que en pocos años tendremos muchos más conocimientos acerca de este espectro que, como el arco iris o la aurora boreal, tiene multitud de apariencias diversas y visibles, todas ellas únicas y hermosas por ser producto de una combinación irrepetible de fuerzas de la naturaleza, en este caso plasmadas en las formas de ser de nuestros hijos.

Los conocimientos obtenidos de la investigación científica, nuestra fe en ellos, y nuestra dedicación diaria serán la clave para conseguir que el niño autista llegue a ser un adulto feliz, integrado en la sociedad, laboral y socialmente aceptado, y con el auténtico valor que le corresponde: el valor de un auténtico ser humano, peculiar, irrepetible e inolvidable.

Carmen Díaz Sánchez. Madrid, 4 de Octubre de 2012

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