El pasado miércoles 1 de mayo dio comienzo en San Sebastián, Guipuzcoa, el IMFAR 2013 (Congreso Internacional para la Investigación del Autismo) con un Curso Previo en el que investigadores de la talla de Francesca Happe, Rebecca Landa, Connie Kasari o Patricia Howlin expusieron las conclusiones de sus últimos estudios sobre Autismo.

A lo largo de la jornada se expusieron aspectos relacionados con el diagnóstico, la intervención, la vida adulta, la importancia de la intervención comunitaria, avances genéticos, neurológicos, etc. Además se resolvieron cuestiones presentadas por los asistentes sobre detección precoz, pronóstico, adolescencia, sexualidad, etc.

Algunos de los aspectos más relevantes fueron los siguientes:

–          Andrés Martín, Universidad de Medicina de Yale, explicó que la nueva clasificación del Autismo en el DSM-V, que será publicado a finales de este mismo mes, pretende una mejor identificación de las personas con Autismo y un diagnóstico anterior a los tres años de edad.

En este nuevo manual se ofrece una única categoría diagnóstica: el “Trastorno del Espectro del Autismo” o TEA, y no cinco como incluía el DSM-IV. Además, a partir de ahora, las diferencias entre pacientes van a ser cuantitativas más que cualitativas, ya que se va a recalcar mucho el nivel de severidad. Por otro lado, el DSM-V no excluirá comorbilidades como la depresión o la ansiedad.

–          Francesca Happe, profesora de Neurociencia Cognitiva en el King´s College de Londres, nos aceró a la individualidad de la persona con Autismo, cada una es única y diferente a todas las demás, refirió, pues no se trata de un único espectro si no de un espectro multidimensional.

Trató de hacernos sentir como una persona que centra su atención en los detalles, que tiene dificultades para analizar el contexto de una manera global y que le cuesta integrar los estímulos que recibe, razones por las que prefiere ambientes estructurados y predecibles, y por lo que se asusta de los pequeños cambios.

Por otro lado, marcó la diferencia entre las personas con Autismo, a quienes les cuesta comprender las normas sociales, y las personas con otro tipo de trastornos que sí comprenden estas normas pero que no les importan.

Y además, expuso la hipótesis de que la menor frecuencia de Autismo en mujeres puede deberse a que las niñas y mujeres con rasgos autistas, y sin otro tipo de dificultades asociadas, saben compensar el autismo, motivo por el que no son detectadas.

–          Thomas Bourgeron, del Instituto Pasteur de Francia, expuso que, además de las influencias del ambiente, hay muchos genes que afectan al Autismo. Las investigaciones en este sentido se centran actualmente en la búsqueda de mutaciones comunes del ADN pues se ha comprobado que algunos genes codifican las proteínas de manera diferente, lo cual afecta directamente a sus sinapsis neuronales.

–          Rebecca Landa, fundadora y directora del Centro de Autismo y Trastornos relacionados de Baltimore y profesora de Psiquiatría de la Universidad Johns Hopkins, destacó la importancia de una intervención temprana para aprovechar al máximo la plasticidad cerebral. Habló de los signos tempranos del Autismo refiriendo que a los seis meses de vida ya podemos observar un temperamento más pasivo, una exploración menos eficaz de los objetos, que los bebés no buscan la atención de sus padres, que mantienen un contacto ocular menos prolongado, etc. Exponiendo además nuevos signos a nivel motor, destacando dificultades en el control cefálico alrededor de los cuatro meses de edad, las cuales, aunque no están directamente relacionadas con los TEA, si indican una alarma para acudir al especialista.

–          Joe Piven, Neurólogo de la Universidad de Carolina del Norte, hizo referencia a investigaciones que concluyen que si en la familia hay un hijo con Autismo existe un 20% de posibilidades de que los demás hijos también lo tengan; Asimismo, expuso un estudio que sugiere que hay un cambio dinámico en el cerebro de las personas con Autismo ya que se observa una mayor tasa de crecimiento cerebral entre los 12 y los 14 meses de edad, y otra investigación que analiza la orientación visual en bebés de siete meses de edad y su relación con el desarrollo del Autismo y de una atípica capacidad de atención conjunta. Estos bebés tardan más tiempo en pasar la atención de un estímulo visual presentado en el centro de una pantalla a otro presentado en la periferia de la misma.

Finalmente, Piven destacó la importancia de realizar investigaciones longitudinales e investigaciones anteriores a los tres meses de vida, refiriendo que este periodo presintomático es fundamental para lograr diagnósticos tempranos.

–          Connie Kasari, Universidad de Los Angeles, habló del estado de la ciencia en la intervención temprana, señalando que la medicación es sólo una parte pequeña del tratamiento del Autismo y mencionando la importancia de trabajar de manera prioritaria el juego y la atención conjunta, proponiendo un modelo de intervención globalizada y comunitaria, en la que tomen un papel muy activo los iguales como mediadores del juego y como apoyos fundamentales para la inclusión. Kasari destaca la idea de llevar los tratamientos al medio natural de la persona con Autismo, como por ejemplo a los patios de los colegios, mencionando la importancia de la actuación conjunta de padres y profesores, dándoles a todos ellos apoyo, formación y partiendo de los recursos disponibles.

–          Patricia Howlin, Profesora de Psicología del Instituto Psiquiátrico de Londres, expuso la cuestión de la intervención a lo largo de la vida, poniendo de manifiesto la no existencia de estudios relacionados con el envejecimiento y que únicamente el 2% de las investigaciones se realizan con personas con TEA mayores de 20 años. Explicó que no existen estudios sobre intervención y tratamiento con Autistas adultos, por lo que no hay programaciones específicas para ellos así como que tampoco se sabe si el tipo de intervención que se lleva a cabo antes de esa edad, ya sea  psicosocial o biomédica, es efectiva a largo plazo; Tampoco existen estudios sobre problemas mentales asociados en la edad adulta, como depresión, ansiedad o trastornos de conducta; Por otro lado, Howlin también comenta la importancia de realizar estas intervenciones con adultos en contextos abiertos como por ejemplo los patios de los colegios, en las universidades o en los centros de trabajo de cara a alcanzar una comprensión social más amplia, y que estas intervenciones no sean realizadas únicamente por mujeres terapeutas para evitar sesgos, estilos de enseñanza, etc. Si no que se realicen también con familiares, iguales, grupos de debate, nuevas tecnologías, etc. con el objetivo de adaptar la terapia a la vida real, mencionando que son los programas de ocio y de tiempo libre los que más eficacia están demostrando en personas adultas y los que se aproximan más a esta idea abierta de intervención. Asimismo, la profesora mencionó que el empleo mejora la calidad de vida de las personas con Autismo, además de lograr que la persona no dependa de prestaciones económicas.

Finalmente, tras este curso previo al congreso, se celebró el inicio del IMFAR 2013 con un concierto inaugural de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, en el que, entre otras, se escucharon piezas de Beethoven, Bizet y John Lennon, dirigidas por Fernando Velázquez, compositor de la Banda Sonora de la película “Lo Imposible”, y acompañadas por la hermosa danza de James Hobley, joven con Autismo.

En definitiva, un gran comienzo para un gran encuentro.

Laura Hijosa, Psicóloga de la Federación Autismo Madrid.

 

 

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