Vamos conociendo casos, algunos cercanos, sobre los buenos resultados de la práctica del Golf en personas con Trastorno del Espectro del Autismo. Os acercamos el caso de un joven apasionado de este deporte que practica en Madrid.
Álvaro (no mostramos su nombre real por expreso deseo de la familia) está «enganchado» al Golf. En primavera soplará las velas de su 12 cumpleaños, y es un fan del Golf.
Su madre nos cuenta que desde septiembre del pasado año comenzó a ir a clases en el Centro Nacional de Golf en Madrid, como cualquier otro niño y tanto Álvaro como su familia están felices. «Fue él quien nos propuso que le apuntásemos; – nos cuenta su madre – es un deporte que le ha ‘enganchado’ totalmente».
Su madre nos explica que «la rutina y la técnica y práctica constante que requiere cada golpe, se adapta a su forma de ser, siempre voluntarioso, tenaz y trabajador en cada faceta de su vida. El Golf es un deporte que se adapta a sus «peculiaridades» y aunque no es un deporte colectivo, tiene también un componente social, porque exige relacionarse con sus compañeros de clase, con su querido profesor…y en el futuro y, si los tiene, con sus compañeros de torneos…».
«Y, por supuesto, le aporta una hora semanal extra de aire libre… incentivándole y motivándole personal y deportivamente, se siente querido en otro contexto diferente al de su día a día y siente y es consciente en primera persona de su progreso y evolución semanal», apunta su mayor fan, su madre (al igual que el resto de la familia).
Nos dice que espera que sirva de ejemplo; de que el golf, como cualquier otro deporte, beneficia a la inclusión.
Este relato es una prueba más de los beneficios y resultados positivos que el deporte aporta a las personas con discapacidad y en este caso a personas con autismo, tal y como también vimos y contamos en televisión, en el programa Golf Saludable de Canal + en el que participó el director de la Federación Autismo Madrid, Christian Loste.