Los colores del arcoíris
Autora: Mª Carmen Iglesias Adorna
En un pueblo precioso de Sevilla, bañado por el río Guadaíra y adornado por un inmenso manto de albero amarillo, nació un maravilloso niño que cautivó a toda la familia. Por nombre le pusieron Hugo y aunque no era un bebé muy tranquilo embrujaba a cualquiera con sus encantos.
Su mamá pronto se percató de que su bebé era diferente, que no se calmaba como los demás pequeños y ya desde un principio y usando su intuición maternal le dio lo que necesitaba: unos fuertes brazos para consolarlo.
Crecía sano, pero pasaba el tiempo y no hablaba y junto a sus sospechas y muchas incertidumbres lo llevó al médico con dos años. Los pediatras no daban con lo que tenía y le decían que era pronto para que hablara, que tuviera paciencia que simplemente era un niño tímido y retraído.
Ya en la guardería su mamá lo seguía observando, preguntando e indagando y como no se conformaba con las respuestas que encontraba llamó a todas las puertas que encontró en el camino. Ninguna abrió, salvo una, con un letrero muy grande que daba un poco de miedo: Autismo Sevilla , confirmando lo que sabíamos: espectro autismo.
Desde entonces, con la ayuda de grandes profesionales como su psicóloga Encarni empezó a mejorar en el habla, a disfrutar de los juegos con otros niños, a vencer sus bloqueos cuando había algo nuevo. Empezamos a hablar su lenguaje (dibujos) y el aprendió el nuestro (las palabras) poco a poco se fue pareciendo a los demás pequeños pero en el fondo seguía siendo distinto.
Una noche Hugo soñó que paseaba junto a su primo Lucas por ese río maravilloso Me contó que en su sueño un ángel aparecía viajando en una bonita estrella y bajo su estela traía un bonito mensaje: Hugo, no temas por ser diferente, eres un niño especial y tu misión será llenar de colores este mundo gris. Desde ahora tocarás el violín para expresar esas emociones que te cuesta tanto comprender y con ella alegrarás la vida de muchas personas..
Hoy por hoy mi nietecito, toca con el alma su violín y crece feliz alegrando a todos con su talento musical, su pasión por el teatro y por las artes y aportando a este mundo desteñido la alegría que porta un arcoiris colorido en un triste día húmedo y lluvioso.
Cada vez que miro al horizonte y lo veo aparecer, no puedo olvidar que cada color es una emoción, que gracias a la alegría, el amor, la sorpresa y la esperanza se puede ser feliz y que incluso las emociones negativas como el miedo, la tristeza o la ira son necesarias para vivir en este bello universo porque sirven para afrontar con más fuerza las piedras que nos encontramos en el camino.