“Autismo, una forma de vida”

Autora: Rocío Lobo Sanchez

 

Inseguridad. Primer pensamiento del día. Aun en la cama, no quiero levantarme, todo será como ayer y también como mañana.

Mama prepara el desayuno, no tengo ganas de hablar, tampoco de que me hablen, soy yo en mi estado natural. Mi hermana se rie, es muy guapa, nunca se lo he dicho pero tampoco lo haré, solo yo lo se. La miro de reojo, se le ve feliz. Yo también lo soy, pero a mi manera. Mi felicidad será mi secreto.

Hora de partir, no quiero ir al colegio, mañana quizás si, o no, No lo se. Me llevan.

Me miran, siempre lo hacen, todos los días lo hacen, porque voy solo. Siempre voy solo. No quiero hablar con nadie, no tengo porque hacerlo. Miro a la gente. Me acerco a mi taquilla, debo coger mis libros, sigo solo.

Me empujan, me caigo, pero me vuelvo a levantar, miro mal a la gente, ellos no me entienden, no entienden mi situación. Soy igual, soy una persona, un niño, un ser humano, también soy feliz, igual que vosotros. Lloro y río pero lo hago a mi manera.

Camino despacio, a clase, sigo solo. Siguen esas miradas que perturban mi persona, me pongo nervioso, un poco alterado. Soy el centro de atención, como cada día. Mi sensación interna duele. Quiero llorar, pero no lo hago. Quizás me debi poner otra camiseta, quiero cambiarme la camiseta. No me gusta, pensarlo me pone nervioso, quiero otra camiseta. Ahora solo pienso en mi camiseta.

En clase. Estoy solo, con una seño, no quiero hablar con ella, ejercicios y ejercicios. Quiero una camiseta e irme a casa. No quiero estar con ella aquí y ahora.

Hora del recreo, La media hora mas larga de toda mi vida. Me siento en las escaleras, cansado, agotado de pensar y sin mi camiseta. Se acerca ella, es guapa, pero jamas se lo dire, nunca lo sabrá. Solo lo se yo. Mi persona. La veo en clase, a veces, con la seño. También sola, pero no siempre. Se acerca a mi, me ofrece su desayuno. No quiero comer, quiero estar solo y no quiero hablar. Me esta molestando aqui. Se sienta a mi lado, sin hablar. La miro y me mira. Nos miramos, no hablamos. Me agarro a la barandilla con fuerza, voy a levantarme, me quiero ir. Pero no lo hago.

Estamos los dos sentados frente al patio del colegio, mirando a la nada, sin hablar. Ella es como yo. También es feliz, pero solo ella lo sabe. Creo, que mañana tendré muchas ganas de venir al colegio, o no.

Mi día ha sido duro, como todos los días. Mi cabeza se tranquiliza, esta segura y ahora tiene libertad de expresión.

En la cama. Todos duermen, yo no. Me gustaría expresarle al mundo todo lo que siento, lo importante que soy y todo lo que ellos me importan. Pienso en porque me empujan, si yo no soy tonto, solo tengo una forma de vida que ellos no entiende. Quisiera explicárselo pero tampoco puedo. Mi familia me quiere mucho, mi mama y mi hermana me arropan cada noche, me besan en la frente, sus besos son tan cálidos que nunca tengo frío, si alguna día me faltaran sus besos no se que seria de mi. Quisiera responderles de la misma manera, quiero besarlas, Ahora mismo. Me encuentro valiente. Quiero levantarme de la cama, ir a sus habitaciones y darle el mismo calor que a mi me dan. Pero para mi, la valentía es solo un juego perverso que tan solo me dura unos minutos. Me vuelvo a hacer pequeñito y sin querer me quedo dormido. Estoy tan fuera y ausente del mundo, que ni siquiera me he dado cuenta que ni mama ni mi hermana se han movido de los pies de mi cama, hasta que no he cerrado los ojos, pero esta es mi forma de vida.

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