De una madre a su hijo con autismo…
Y en el suspiro de tus ojos me reflejo,
en una ciénaga de luz,
mis arrugas que son mías no se cansan de añorar,
esos tumultos de niño y esos llantos sin soñar.
Pensé jamás entenderte, mi niño amasado con harina de pan,
soñé con tus pasos firmes y no con tus gritos de paz.
La mano del hombre bueno transforma mi sed en sal,
mi sal se sumerge ahora en tu necesidad de llorar.
Te veía en el colegio y corriendo por el jardín,
pero te veo solito andando por un sinfín.
Pensé en tu sonrisa rosa y en tu alameda de mar,
pero me encontré en el llano durmiendo de pecho al zaguán.
Te inventé apacible y con ansias de más y más,
pero me avasalló el silencio y tu incapacidad para hablar.
Me creí que te embrujaba con mi amor de eterna mamá,
pero me vi desnuda rezando por el maná.
Y hoy mi pequeño tesoro te puedo a volver a mirar
y veo con veintisiete a ese niño que no sabe andar.
me acostumbro a tus gemidos,
que corren de aquí para allá,
y, yo que me encuentro tonta,
pues no los sé descifrar.
Ay madre de las dolencias
quise yo nunca estar
en este desasosiego sin poder avanzar.
La noche se me ha hecho larga,
Y el reloj me vuelve a mirar,
asustada en tu regazo,
no sé como continuar.
Mi alma se muere por dentro
y mi bebé sin caminar,
al menos como yo quiero,
que vaya por el desván.
Se que me vuelvo enferma,
no puedo ni suspirar,
por este mi hijo querido,
que sólo me hace rezar.
Ay virgen de los remedios,
cómo me puedo enterar,
qué es lo que puedo darle,
Para que se sienta en paz.
Yo sólo tengo mi alma,
mi cuerpo no me da más,
de noche lloro de a ratos
y de día me vuelvo a armar.
No quiero que mi niñito,
se esconda más de una vez,
en ese destino callado
que le llaman inmadurez.
Te amo mi lindo niño,
te quiero con ilusión,
te observo de noche y día
vagando por el salón.
No quiero mi dulce tierno
que te vuelvas a acostar
en ese vaivén de llantos
que me hacen escalofriar.
Te amo mi rey pequeño,
en tu tormento peor
y en este mi laberinto
te deseo lo mejor.
Sólo quiero que un día,
cuando me sientas hablar,
recuerdes que tu mamita
sólo quiere darte paz.
Y así llegará el alba,
en que te vea brillar,
andando por los caminos,
de amor, de dicha y de paz.
En este poema de noche,
te dejo dormir amor,
esperando que mañana
ya te levantes mejor.
Te quiero con tu mirada
perdida en el más allá,
tu madre que siempre
anda pidiendo por el maná.
Rodrigo Biscay
Madrid, 7 de abril de 2010
Felicidades Mayte, por tener este niño tan especial, no porque sea autista, sino por lo maravilloso que es. Me ha costado terminar de leer el post porque las lágrimas no me dejan ver las letras.
Una de las mejores cosas que tiene Sergio eres tú, por no decir la mejor, porque siempre estás ahí, cuando hablas de él lo haces con un orgullo increíble, con un amor imperecedero.
Sergio es grande, porque tú eres grande, mucho ánimo para tí y tantas madres que vivís con esta situación. Un beso
María Moreno
Un beso enorme, María.
Ahora la que llora soy yo… Para todas las madres, nuestros niños son lo más grande del mundo ¿verdad? Así debe ser. Decimos que les hemos dado la vida, pero son ellos los que nos la dan cada día!
Me encanto por lo natural. Hice a Sergio como un conocido de aquí al lado. Sigue luchando y…recuerda…las abuelas están para mimar);
Ya lo sé, ya… Nosotros le llamamos «proceso de abuelización». Cuando mi madre viene a vernos, una vez se marcha Sergio debe pasar un proceso de «desabuelización» que le dura un par de días, ja, ja, ja.
Un beso, Ana
La ternura en su máxima expresión!! hermoso!! hermosa la capacidad de captar los sentimientos y las sensaciones de un pequeño y hermoso chiquito autista!! es como si mi hijo hablara a través del relato!! pasito a pasito! gracias! felicitaciones!