Yo tuve tres hijos maravillosos, estudiosos, trabajadores y sanos.    Cuándo nació mi primera nieta fue un acontecimiento en la familia, además yo estaba en ese momento trabajando como auxiliar en una maternidad y cada vez que nacía un niño me emocionaba y lloraba de alegría.

A los quince meses de nacer mi primera nieta, nació mi ángel, ALBA, estábamos todos entusiasmados y felices.  Una niña cómo su hermana: guapa, lista, alegre y tranquila, nunca notamos ninguna diferencia en los primeros veinticinco meses de vida de Albita.

Por motivos de trabajo de su padre, mis nietas se fueron a vivir al extranjero, allí Alba comenzó en una guardería de habla francesa, las profesoras nos decían que era una niña muy despierta y captaba todo a la primera, comenzaba a decir sus palabras en francés, pero cuando regresaba a España las decía en español, (ahora después de seis años del diagnóstico Alba no habla).

Me imagino que cómo la mayoría de los abuelos, nos preguntamos ¿qué paso para que a partir de los veinticinco meses después de ser la niña más despierta de la guardería pasara a ser primero una niña sorda, para después diagnosticarla de AUTISMO?.

A partir de aquí ha sido un ir y venir de mi hija y mis nietas, primero intentaron buscar escolarización para Alba en el país dónde estaban, hasta que decidieron regresar a España, pues los médicos y psicólogos que vieron a la pequeña, recomendaban que se le hablara en su lengua materna, mientras el padre se quedaba trabajando en el extranjero.

Los primeros años no fueron fáciles, me preguntaba que porqué nos pasaba esto a nosotros, que habíamos hecho para merecer esto tan horrible, a veces todavía pienso que sueño despierta y que algún día Alba hablará.

Es impresionante como las adversidades te ayudan a crecer como persona y a conocerte mejor, aunque es grande el sacrificio que las familias tenemos que hacer.    Pero en esta vida, cuando piensas que todo va mal,  puede ser peor.    Mi tercer nieto Alejandro nació con una Enfermedad grave y rara, que le llevó a los tres añitos de vida dejarnos para siempre.

Aunque a veces me deprimo, porque sufro por mis nietos y por mis hijos, levanto la cabeza y veo a mis hijos luchando día a día, por el bienestar de todos y de los suyos, con alegría, amor y entusiasmo, que entonces revivo y sólo pienso en los mejores momentos de mi vida.

–       Los abrazos y besos de Alba.

–       El ver nacer a Alba.

–       Los días en la playa con Alejandro.

–       La alegría de Sarah cuando su hermana Alba juega con ella.

–       La sonrisa de mis tres nietos (Sarah, Alba y Alejandro).

–       Las tardes que paso con Alba.

–       Los cuentos de Sarah.

–       Ver jugar a Alba cono otros niños.

–       Asistir a los espectáculos dónde Alba participa (teatro y danza)

–       Las sorpresas que nos da Alba cuando dice alguna palabra.

–       Ver jugar a Alba con su hermana al Karaoke (mientras Sarah canta, Alba toca el piano)

–       Ir con Alba a pasear……..

Para todos los abuelos, ÁNIMO, ayudar a vuestros hijos en todo lo que esté en vuestras manos y participar en todo lo que podáis en el crecimiento de vuestros nietos con autismo, os llenará de satisfacción.

 

 

 

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