- Es una de las principales conclusiones de un estudio de Autismo España sobre cómo ha afectado al colectivo la vuelta a las clases presenciales tras el periodo de confinamiento provocado por la COVID-19.
- La vuelta a las aulas repercutió positivamente en el bienestar emocional del alumnado de educación primaria, mientras que la semipresencialidad y la disminución de estudiantes?por grupo beneficiaron especialmente a una parte del alumnado de secundaria.
- Un porcentaje importante del alumnado presentó síntomas de malestar emocional a raíz de la interrupción de las clases presenciales o vio cómo se agravaban algunas manifestaciones previas. También requirió nuevas intervenciones y apoyos psicosociales.
El regreso a las clases presenciales en el curso académico 2020-2021 estuvo marcado por la incorporación de una serie de medidas sanitarias y de comportamiento social destinadas a evitar contagios de la Covid-19 en las aulas. Si bien todo el alumnado tuvo que adaptarse a esa “nueva normalidad”, para los y las estudiantes con trastorno del espectro del autismo (TEA) supuso un esfuerzo adicional.
Y es que las dificultades para flexibilizar patrones de comportamiento y de pensamiento que caracterizan esta condición, hacen que con frecuencia les resulte complejo adaptarse a los cambios en su entorno y en su cotidianeidad.
Para profundizar en este aspecto, desde Autismo España hemos realizado un estudio para conocer cómo ha influido en el bienestar emocional de los y las estudiantes con TEA la vuelta a las clases presenciales tras el periodo de confinamiento vivido durante la pandemia. El estudio también ha permitido identificar las barreras a las que se ha enfrentado el colectivo en esta transición, así como los facilitadores que se han puesto a su disposición para superarlas.
En el estudio han participado 53 familias y 5 profesionales de las entidades que prestan apoyos educativos al colectivo. Estas personas han facilitado sus testimonios a través de grupos de discusión y entrevistas. También se ha contado con la participación de un estudiante con TEA de educación secundaria, que aportó su experiencia y contrastó la información recopilada.
La realización de este estudio ha sido posible gracias a la financiación de la Fundación Probitas, que colabora con Autismo España desde 2020 para promover el bienestar emocional de las personas con autismo en la infancia y la adolescencia.
Principales conclusiones del estudio “El impacto de la vuelta a las aulas en el bienestar emocional del alumnado con trastorno del espectro del autismo durante la Covid-19″
1. Consecuencias psicológicas de la vuelta a las clases presenciales:
- En términos generales, las familias de niños y niñas que cursaban educación primaria durante el curso 2020-2021 expresaron que la vuelta a la educación presencial había repercutido positivamente en la regulación emocional de sus hijos e hijas, sus interacciones sociales y su estado anímico (disminución de la tristeza, aumento de actividad…). “La falta de la rutina y de la escuela fue un tema, a nivel emocional, súper importante que los dejó muy vulnerables”, asegura una de las personas encuestadas, madre de una persona con TEA. “La falta de las rutinas también fue muy grave y nos dimos cuenta de la importancia que tienen el colegio y todos los espacios de socialización para nuestros hijos, al menos en mi caso es, fue clarísimo, para su autorregulación”, afirma otra madre.
- En opinión de las voces profesionales, la combinación entre las clases presenciales y semipresenciales del curso 2020-2021 en el segundo ciclo de ESO y la reducción en el número de estudiantes por grupo benefició especialmente al alumnado con TEA.
- Un 30% de las familias consultadas indicaron que sus hijos habían experimentado síntomas de malestar psicológico o emocional que no habían presentado anteriormente, o bien que estos habían aumentado con la vuelta a las aulas.
- De forma global, las familias informaron de que las dificultades que más se habían exacerbado tenían que ver con aspectos conductuales, sociales y emocionales. Se señalaron, entre otras, mayores dificultades para manejar las interacciones sociales que antes del confinamiento, mayor irritabilidad e inflexibilidad o un uso excesivo de la tecnología.
2. Necesidades de apoyo relacionadas con el bienestar emocional durante la pandemia
- El 55% de las familias participantes asegura que sus hijos e hijas no han necesitado nuevos apoyos o intervenciones específicas para paliar los síntomas de malestar que pudieron derivarse de los cambios experimentados en su educación (interrupción de clases presenciales y retorno posterior con medidas específicas de prevención).
- De las familias que reconocieron haber requerido nuevos apoyos e intervenciones, un 14% refirió que sus hijos/as habían necesitado un aumento de los apoyos psiquiátricos previos a la pandemia, y un 10% que habían intensificado los apoyos psicosociales que recibían antes del confinamiento.
3. La adaptación a la “nueva normalidad” escolar
- La mayor parte del alumnado en el espectro del autismo (51%) se ha adaptado favorablemente a las medidas sanitarias impuestas en los centros educativos y no ha experimentado malestar emocional y/o psicológico en la “nueva normalidad” académica, según los familiares que han participado en este estudio. No obstante, un 38% de la muestra sí señala que sus hijos/as han experimentado algún tipo de malestar, fundamentalmente relacionado con el cambio de rutinas tanto personales como en el centro educativo (sobre todo, el cese o la disminución de las actividades extraescolares). «Estos niños han demostrado que van a tirar para adelante, que son resilientes y que pueden con todo. Y que una pandemia no ha podido con ellos, y podía haber podido. Con los cambios de rutina, con los cambios de todo, con los horarios, con todo y no ha podido. Y han seguido para adelante, y se han vuelto a adaptar, porque ¡es que tela marinera! A la mascarilla, al gel, a rutinas nuevas”, asegura la madre de una persona con TEA.
4. Facilitadores y barreras en la adaptación al contexto escolar tras la pandemia
- La mayoría de las familias expresan que sus hijos e hijas han recibido apoyos en el entorno académico para facilitar la vuelta a las aulas, lo que ha favorecido su bienestar en la reincorporación a la vida escolar presencial.
- No obstante, la mitad de las familias vieron disminuidos o interrumpidos los servicios de apoyo habituales que recibían (de tipo médico, social, psicológico y psiquiátrico) tras el confinamiento, fundamentalmente por las restricciones asociadas a la crisis sanitaria. “El sistema sanitario, en general, no ha sido nada sensible a nuestros chicos, absolutamente nada”, afirma la madre de una persona con autismo.
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El estudio pone de manifiesto que, a pesar de que la adaptación del alumnado en el espectro del autismo a la situación educativa generada por la pandemia ha sido relativamente buena, estos y estas estudiantes son especialmente vulnerables frente al riesgo de desarrollar síntomas de malestar psicológico y emocional que afectan a su bienestar.
En este sentido, desde Autismo España insistimos en la necesidad de promover el bienestar emocional del alumnado con TEA en la escuela y la prevención de las condiciones que puedan afectarlo, especialmente en situaciones que incrementan su vulnerabilidad como la ocasionada por la COVID-19. Sin duda, éste es un factor esencial para garantizar el derecho a una educación de calidad, especializada e individualizada para todos y todas las estudiantes en el espectro del autismo.
Si quieres ampliar información y consultar el estudio completo, puedes descargarlo de manera gratuita haciendo click aquí.
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