Es muy deprimente ahogarse en algo que haces. Ya no quieres salir con tu hermano “¿Por qué me da vergüenza salir con él…? Lloras en tu habitación y le abrazas con fuerza, aun sin saber si podrás cumplir la promesa silenciosa que le haces: “No me avergüenzo de ti, te quiero”. Como todo, esto es una fase, creo que la fase de choque….

….Cada sonrisa que él te regala en la que se lee “te quiero”, cada rabieta para hacerse entender, cada abrazo con sabor a nubes, hace que mi familia nos sintamos orgullosos y especiales y podamos decir bien alto: “HAY UN MIEMBRO CON AUTISMO EN MI FAMILIA QUE ES NUESTRO SOL”

Estas son las palabras de Rodrigo un joven de 14 años que tiene un hermano severo con Autismo, Gonzalo que participa en las actividades de ocio de la  asociación  Antares y acude al Colegio de Educación Especial “IPP Quintero Lumbreras”, os dejamos con este excepcional relato para conmemorar el Día Mundial de Concienciación sobre el autismo

HERMANO DEL SOL

¿Qué es la sociedad? Yo la defino como el conjunto de personas que nos regimos por las leyes ideales morales, físicas y psicológicas, evitando así las diferencias entre personas creando una masa homogénea sin capacidad de reacción por parte de sus miembros fuera de las leyes. Pero así como actuamos juntos en la manera de vestir y otras influencias, la sociedad ataca en masa con sus ideas, castigando así a quien se sales de las directrices de su régimen. Los castigos frecuentemente impartidos por la sociedad son el aislamiento y la exclusión de aquellas personas que no son iguales al modo de actuar del resto. Eso es la cárcel.

Muy probablemente, si pudiéramos personalizar a la sociedad de sería dictador cruel que castiga con la marginación a quien se sale de sus pautas.

Otro de los instrumentos de los que se vale este dictador es de la ignorancia, es decir, del desconocimiento, así sus miembros pueden atacar a los “raros” sin saber los motivos y razones de pensar diferente.

Siempre existen grupos de personas más vulnerables sin capacidad de defensa ante este colectivo. Esta vez me centraré en el autismo, campo que por suerte o por desgracia, conozco bien.

Las épocas de la vida cambian el comprender de las cosas, yo lo hice con el problema de mi hermano. De pequeño mis preguntas sobre qué pasaba. Al principio nadie dio respuestas concretas, sólo “Esta en su mundo” pero yo desde niño no lo he visto, ni lo he vivido así.

¿Cómo podía estar en su mundo alguien que  daba besos, abrazos y se enfadaba cuando quería algo y no se lo daban? Aquello era imposible, así que desde muy chico hice caso omiso a esa teoría. Con estos primeros años de colegio, yo no tenia ningún problema en hablar de mi hermano, incluso con seis años me sentía comprendido por mis compañeros.

Muy pronto pude también corpantir mi realidad con hermanos y hermanas que se situaban en el mismo campo que yo, aunque esa asociación de ocio y tiempo libre fuera dedicada a las personas con discapacidad me sirvió para conocer como se sentían personas de mi edad. Las primeras impresiones eran diferentes e incluso a veces me daban miedo. “Mi hermano se pega y se hace mucho daño”. “Mi hermano lo rompe todo”. Yo estaba fascinado de horror  y me compadecí de ellos y aún siendo pequeño pensé “Qué suerte tener un hermano así”, a eso me refería, sin enfermedades físicas, sin autolesiones….Un panorama verdaderamente raro para cualquier chico pequeño, pero no para me. Me hice amigo de hermanos en mi situación y mis padres se hicieron amigos de los suyos. Incluso las situaciones difíciles tienen su parte buena.

Conforme fui creciendo mis compañeros también lo hicieron y aquella comprensión y tolerancia se tornó en el olvido de mi situación y el comienzo de comentarios a los que hacían tonterías como “Eres un down” o cuando se ponene a dar vueltas en cuclillas “Soy autista”. Ante esta situación comencé a cerrarme  en el sentido de hablar sobre mi hermano, me alegraba que mis compañeros se olvidan de él, así se quitaba el objeto de burlas.

Es muy deprimente ahogarse en algo que haces. Ya no quieres salir con tu hermano “¿Por qué me da vergüenza salir con él…? Lloras en tu habitación y le abrazas con fuerza, aun sin saber si podrás cumplir la promesa silenciosa que le haces: “No me avergüenzo de ti, te quiero”. Como todo, esto es una fase, creo que la fase de choque.

Cuando  los diferentes miembros de mi familia nos derrumbamos ante las situaciones de nerviosismo y descontrol de mi hermano, y mi madre intenta mantenernos a todos unidos ante la adversidad, también contemplas con ojos encharcados como su matrimonio se deteriora por estas situaciones.

Todo esto me lleva a pensar que mi hermano es un regalo que pone a prueba a la familia y se hace más fuerte. Gracias a él, mi familia y yo estamos aprendiendo a caminar más unidos que antes, a superar esas situaciones y a erradicar  los problemas, vengan de donde vengan.

Lo que de verdad me gustaría es acercar a la sociedad estas situaciones como lo estoy haciendo contigo lector. Estas situaciones que quedad lejos de ser malas.

Cada sonrisa que él te regala en la que se lee “te quiero”, cada rabieta para hacerse entender, cada abrazo con sabor a nubes, hace que mi familia nos sintamos orgullosos y especiales y podamos decir bien alto: “HAY UN MIEMBRO CON AUTISMO EN MI FAMILIA QUE ES NUESTRO SOL”.

Yo soy hermano del Sol.

La sociedad avanzará cuando comprenda que nadie es prescindible, sobre todo ellos, en este largo caminar.

Rodrigo Sanz García

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