Profesionales de la Asociación CEPRI compartieron algunas buenas prácticas desarrolladas en su Residencia y en su Centro de Día en el marco de la mesa redonda “Buenas Prácticas en Acciones de Vida Activa y Envejecimiento con Éxito en Adultos con TEA” celebrada durante la IV Jornada Autismo y Sanidad. Una cita cuyo objetivo es sensibilizar sobre el autismo y que está organizada por la Federación Autismo Madrid y el programa AMI-TEA del Hospital Gregorio Marañón con el apoyo del CERMI.
La mesa redonda fue presentada por Carmen Toledano Rico, diputada y portavoz del PSOE en la Comisión de Políticas de Discapacidad de la Asamblea de Madrid, y contó con la participación de cuatro mujeres expertas procedentes de las Asociaciones de la Federación Autismo Madrid, Asunción Domingo, de Antares; Mari Cruz Castro de CEPRI y Carmen Muela y Marina de Nuevo Horizonte, que expusieron ejemplos de buenas prácticas sobre este tema.
Los profesionales de la Asociación CEPRI se centraron en el bienestar físico y emocional de las personas adultas con TEA destacando, por su importancia, la vigilancia de la salud y la atención e intervención en el área de las emociones y las conductas.
Juan Pedro García Cernuda, en representación de CEPRI, inició su intervención asegurando que “lo más interesante es como se incorpora la intervención en el área de la conducta dentro del Plan de Atención Individual encaminado al bienestar de las personas, por tanto a la mejora de su calidad de vida”.
Y es que el ajuste de todas las acciones que se llevan a cabo dentro de esta misión, no siempre es fácil pero Juan Pedro aseguró que “tenemos claro que cada aspecto de nuestras intervenciones está relacionado con el resto y todas ellas tienen repercusiones entre sí”.
La Vigilancia de la Salud
Esta área, en apariencia sencilla, tiene “mucha importancia y transcendencia en la forma de sentirse de las personas a nuestro cargo y por tanto también en la manera de desenvolverse, de aprender , de mejorar o de relacionarse”.
Juan Pedro García destacó la importancia que para CEPRI tiene “el sistema de gestión de la calidad de nuestros centros y servicios que nos ayuda a ordenar, a sistematizar y aplicar mejorar continuas en nuestra labor”.
¿Cómo evitar equivocaciones en la administración de medicamentos?
Los usuarios de CEPRI pasan a lo largo de los días por distintos entornos: centro de día, residencia, hogares, servicio de respiro y comparten su tiempo con muy diferentes personas (diferentes turnos, familiares..). Para tener la seguridad de que siempre se administran los medicamentos pautados, Juan Pedro apostó por el rigor y protocolos escrupulosos, “estos protocolos nos exigirán una mejora continua adaptándose a las circunstancias nuevas que se vayan presentando”.
Juan Pedro destacó que “de todos los procedimientos que llevamos a cabo en nuestros centros y servicios, la vigilancia de la salud es el que más documentos o formatos de registro requiere -ficha médica, registro de entrada de medicación, registro de incidencias de medicamentos, registros extraordinarios de medicación, de seguimientos de las tomas, control de constantes, además de los informes de seguimiento de indicadores para lograr mejoras”.
Dentro de las necesidades del Área de Vigilancia de la Salud, desde CEPRI destacan que hay otros aspectos de suma importancia. Juan Pedro destacó que los adultos con TEA “aunque tengan unas necesidades de bienestar -físico y emocional-, de mantenimiento de habilidades y de educación permanente que no son las mismas en una edad que en otra. Y desde la vigilancia de la salud debemos, prevenir, detectar y responder.”.
Las peculiaridades de las personas con autismo hace necesario trabajar las circunstancias que pueden suponer un problema añadido – por ejemplo a la hora de ir a una consulta médica- algo que se trabaja mediante protocolos de desensibilización, entrenamientos, simulaciones -representaciones para que luego no les sorprendan tanto las situaciones- o el acompañamiento médico.
Los profesionales que trabajan con personas adultas con autismo tienen que enfrentar una especial dificultad a la hora de lograr que “estas personas expresen cuales son las situaciones que tienen -dolor, padecimiento, molestias- por eso el control de constantes va a ayudar a detectar y prevenir situaciones que puedan darse”.
Las relaciones de coordinación y colaboración con el medio sanitario así como de información a las familias sobre los programas de salud (buco dental, de nutrición o podología), sobre las prescripciones médicas o sobre las intervenciones son fundamentales para lograr una adecuada vigilancia de la Salud. En este sentido desde CEPRI también se destacó la necesaria colaboración e información con la Administración en aquellos casos de tutela administrativa.
Protocolos de Actuación en adultos con TEA y problemas de Conducta.
Esta parte de la intervención corrió a cargo de Mari Cruz Castro que comenzó realizando una introducción a los Planes de Apoyo Individuales, “ se trata de un Plan donde están estipuladas las habilidades que la persona posee y los apoyos que necesitaría para mejorar su calidad de vida mediante una programación conformada por áreas de desarrollo que persigue el bienestar emocional de los usuarios”.
Mari Cruz señalo el Área Conductual y Psicoafectiva como aquella“donde tiene mayor cabida el tratamiento de las alteraciones de conducta”.
Los planes de apoyo individual forman parte de un proceso dinámico y de valoración continua donde el feed back se ejerce mediante un proceso de supervisión que incluye una serie de estrategias como registro de observación individuales y adaptadas a cada persona, la observación natural, los sistemas de grabación y análisis de vídeo o las técnicas de Roll-playing. Estas estrategias sirven para valorar la eficacia de la intervención que se está realizando.
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Pautas de Actuación Común
Para el correcto desarrollo y cumplimiento de los Planes de Apoyo Individuales es básica la coordinación de los muchos y diferentes profesionales que participan en la atención tanto en el servicio de residencia como en el de centro de día.
Para garantizar un adecuado traspaso de la información entre todos los agentes que participan en la atención a personas con autismo, en CEPRI han elaborado un documento denominado “Pautas de Actuación Comunes” en el que se recogen las las necesidades básicas y las habilidades de cada persona de una forma sencilla.
Este documento tiene una función predominantemente PROACTIVA, según Mari Cruz “lo que tratamos con este documento es prevenir las conductas desafiantes y desde el punto de vista de las habilidades alternativas a las conductas desafiantes. Pero también tiene una función REACTIVA ya que debe incluír cómo llevar a cabo el manejo y el control situacional en caso de ser necesario”.
Estas Pautas de Actuación Comunes incluyen áreas como la Comunicación (reseñamos nivel de compresión y expresión y cómo se puede mejorar), la Conducta (incluye el repertorio conductual, qué función comunicativa, el tratamiento y manejo situacional, aspectos preventivos y, si procede, se adjunta el protocolo de uso de intervención física para que llegue a las personas con las que se relaciona de forma más directa), Salud y Bienestar Físico (si tiene epilepsia, alergia, o algún problema de salud añadido), Autonomía Personal en la Vida Diaria (alimentación, que cosas le gustan, si necesita apoyo, control de esfínteres y otras habilidades de autonomía -higiene, vestido, desvestido) y la última sería Integración Social y Comunitaria (aquí incluiríamos qué repertorio de intereses, de aficiones y qué nivel tiene la persona en el uso de servicios de la comunidad).
¿Cómo intervenir ante una conducta desafiante?
Ante una conducta desafiante que pueda poner en peligro la integridad física de la persona o de los demás habría que replantearse si es necesaria una intervención física o no. Si fuese necesario llevar a cabo este tipo de intervención desde CEPRI señalan que habría que llevar a cabo un Programa de Apoyo Conductual Positivo para conductas altamente desafiantes.
Este tipo de programas deberán incluir la siguiente documentación: un informe de evaluación conductual, un Plan de Intervención o Apoyo recomendado, un protocolo o Plan de Intervención Física, una valoración de riesgos en las intervenciones físicas, un consentimiento informado para las intervenciones físicas y el informe de progreso en el que se estipulará una periodicidad para planificar la retirada de la Intervención Física en función del tipo de conducta.
Todo Plan de Intervención Física (PIF), debe recoger el tipo de intervención física que se realizará (si es restrictiva-con material para evitar el movimiento, el uso de barreras, de contacto físico con el usuario- o no restrictivas), la situación concreta en la que se aplicará, el personal necesario y el papel de cada uno en su uso, la duración -cuánto tiempo va a durar esta intervención física- , la frecuencia, cuándo y cómo terminar después, cómo registrar y notificar su uso y deberá estar firmado por la persona que elabore el plan y la fecha.
Mari Cruz también destacó que “será la familia quien, en último término, debe dar su consentimiento por escrito para aplicar este tipo de Planes de Intervención Física”.
Aquí puedes ver la intervención completa de los profesionales de CEPRI