Fuente: BEZ.es
Dos estudios buscan echar luz en España sobre un fenómeno hasta hoy oculto: el autismo entre adultos.
Con el avance de las investigaciones en el campo de los trastornos del espectro autista (TEA), cada vez los nuevos diagnósticos son más precisos. Esto supone un logro importante, ya que ayuda a tratar diferencialmente cada una de las necesidades concretas que presentan las personas con Autismo. Pero también, debido a que mayoritariamente estas diagnósticos de nuevos casos se hacen a niños, nos podría parecer que existe ahora un repunte de casos en los últimos años.
¿Qué cantidad de personas adultas no pudieron ser correctamente diagnosticados y por ello no han recibido la atención adecuada? A esta pregunta intenta dar respuesta un estudio sobre el envejecimiento de personas con trastornos del espectro autista que se realiza paralelamente al primer censo de personas con TEA de España. Porque hasta el momento no hay ningún dato de población concluyente, aunque Confederación Autismo España (que está realizando el censo) estima que hay 450.000 personas con TEA.
Por ahora, los mayores esfuerzos de investigación en relación a los TEA se han centrado en las etapas infantiles y juveniles, en contraste con el limitado interés por la investigación en la vida adulta y menos aún en sus procesos de envejecimiento. Especialmente delicado es el caso de los mayores necesitados de atención geriátrica, pues «los recursos geriátricos generalistas no están capacitados ni cuentan con los apoyos necesarios para atender las necesidades específicas de las personas con TEA», explica el informe Envejecimiento y Trastorno del Espectro del Autismo de Autismo España.
El 1% de la población podría presentar un TEA
Por ello es que parece que el porcentaje de personas con TEA ha aumentado significativamente en los últimos cuarenta años (o , mejor dicho, el número de personas diagnosticadas) según explica el informe de Autismo España. En 1975, la organización estadounidense Autism Speaks señalaba 1 caso por cada 5.000 nacimientos. En 2008, esta cifra se situaba en, aproximadamente, 1 caso por cada 150, e investigaciones más recientes (Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, 2014) apuntan que actualmente 1 de cada 68 niños podría presentar un trastorno de este tipo. Asimismo, los datos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), compartidos por organizaciones internacionales como Autismo Europa, señalan que el 1% de la población podría presentar un TEA (American Psichological Association, 2014).