Esta influencia genética, que afecta directamente a la forma en que los bebés miran y perciben el mundo, nunca antes se había demostrado
Investigadores de la Escuela de Medicina de Emory University, el Marcus Autism Center, el Departamento de Salud infantil de Atlanta y la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis han encontrado una evidencia sorprendente del papel de la genética en la configuración de una característica fundamental del comportamiento humano: Cómo la atención de los niños -lo que miran y lo que no- está fuertemente influenciada por la genética.
Esta influencia genética, que afecta directamente a la forma en que los bebés miran y perciben el mundo, nunca antes se había demostrado. Los resultados muestran que la variación en cómo los niños buscan información social -medida a través de escalas de tiempo tan pequeñas como fracciones de milisegundos- está bajo control genético.
Además, se encontró que esta búsqueda de información eran menor en niños con Autismo, proporcionando un nuevo vínculo entre el comportamiento del Autismo y sus causas genéticas subyacentes, tal como se avanza en la versión on-line de la revista Nature , el 12 de julio de 2017.
El estudio examinó a 338 niños, y el primer test se les realizó entre los 18-24 meses de vida. 82 de los niños eran gemelos idénticos -es decir, gemelos que comparten el mismo genotipo exacto- y otros 84 eran gemelos no idénticos (gemelos que comparten sólo el 50% de su genotipo, al igual que otros hermanos no gemelos). Los niños restantes eran sujetos de control no hermanos (84) y niños diagnosticados con Autismo (88). Durante las pruebas, los investigadores usaron tecnología de seguimiento ocular para medir cada movimiento de los ojos de cada niño mientras veían vídeos de escenas de la infancia habituales, como niños jugando o actrices que desempeñaban el papel de cuidadora.
Este estudio proporciona un nuevo vínculo importante entre la presentación del comportamiento del Autismo y sus causas genéticas subyacentes
A cada gemelo se le estudió independientemente, en momentos diferentes, sin el otro gemelo presente. Aún así, los gemelos idénticos respondieron de forma casi idéntica a los vídeos: sus miradas se centraron prácticamente igual que las de sus hermanos en los ojos y las bocas de las personas de los vídeos. En cambio, para los gemelos no idénticos, la coincidencia fue solo de alrededor el 10%.
Los gemelos idénticos también fueron mucho más propensos a mover sus ojos al mismo tiempo, en las mismas direcciones y reflejando el comportamiento del otro con diferencias de tan solo 17 milisegundos.
«Estos datos nos muestran que los genes de un niño configuran la forma en que mira el mundo. Y esta forma de mirar, va a definir lo que aprende sobre el mundo, » asegura Warren Jones, co-autor principal del estudio y especialista en Autismo. «Con ello, se demuestra que nuestra genética ejerce una fuerte influencia en algo que se podría pensar que son elecciones personales».
Estos resultados persistieron a medida que los niños crecían. Cuando los niños fueron estudiados de nuevo, más de un año después, se encontraron los mismos efectos: los gemelos idénticos permanecieron en sus valores, pero los otros gemelos participantes se distanciaron incluso más
Nuestra genética ejerce una fuerte influencia en algo que se podría pensar que son elecciones personales
La comparación con los datos recolectados de niños con Autismo fue una característica crítica del estudio: El seguimiento por parte de los niños con TEA de los ojos y la boca de las imágenes -los mismos rasgos que mostraron el mayor grado de influencia genética en niños neurotípicos- fue mucho menor en niños con Autismo.
«Este es un paso muy importante«, explicó Jones, «es un vínculo entre la presentación conductual del Autismo y un rasgo objetivo, cuantificable, que emerge muy temprano en la infancia, y uno que ahora sabemos -con estos resultados- está directamente influenciado por la genética. La forma en la que un niño, con o sin autismo, mira el mundo es directamente rastreable por genética «.
Existen sospechas ampliamente argumentadas que señalan los factores genéticos como una de las causas principales del Autismo, y la investigación anterior de los miembros de este mismo equipo demostró que los bebés que miran progresivamente menos a los ojos de la gente, ( empezando tan pronto como a los 2-6 meses de edad), es más probable que posteriormente se descubra que tienen Autismo. Ahora, con estos nuevos resultados en gemelos, el equipo ha encontrado un comportamiento específico que está altamente influenciado por la genética y está directamente relacionado con el riesgo de Autismo.
«Estudios como éste dan paso a nuevos conocimientos sobre el Trastorno del Espectro del Autismo: establecer una conexión directa entre los síntomas del Autismo y los factores genéticos subyacentes es un paso crítico en el camino hacia nuevos tratamientos», dice Lisa Gilotty, directora de Investigación Programa sobre TEA en el Instituto Nacional de Salud Mental de EEUU, una de las agencias que apoyaron el estudio.