–         Hijo, ¿qué es lo que tú haces ahora?

¿Qué es lo que hago? –me quedé pensando…

–         Ya sabes, madre, trabajo con los chicos con autismo

–         ¿En el Colegio?

–         Sí, claro. También con mayores ¿sabes?, los niños crecieron; sigue el Colegio pero ahora también están los mayores en el Centro de Día y en los hogares…

–         ¿No estás ya en las clases?

–         No, mamá, hay que organizar muchas cosas; con los niños hay profesores, con los mayores… otros profesionales, educadores, cuidadores…

–         Y hogares, ¿por qué?, ¿no tienen padres?

–         Sí, la mayoría sí los tienen aún, pero es muy complicado, en los casos que atendemos, que necesitan ayuda permanente para todo a lo largo de todo el día, que los padres su puedan hacer cargo de todo, todo el rato; yo tampoco podría; hacen falta muchos cuidados para que estén bien atendidos.

Muchas veces hemos hablado tú y yo que no es normal que los hijos estén viviendo con sus padres con treinta y tantos años… Estos ya tienen cuarenta y tantos y también necesitan vivir más cosas que la casa con sus padres

–         Ya

–         También ayudamos a los padres a vivir otras cosas, además de estar pendiente de su hijo; le llamamos respiro para las familias.

Y claro, los chicos, en los hogares, también tienen que hacer cosas divertidas o distraídas: ir a una pizzería, o al cine, o de paseo…

–         Entonces, hijo, ¿tú qué haces?

–         Pues yo, con los directores de los centros, con los padres de la Directiva, con los trabajadores sociales, con la administración… pues vamos organizando todo esto.

–         Y si, entre tantos, ¿por qué andas tan preocupado?

–         Bueno, el dinero nos lo da la Comunidad y no nos llega, tienen problemas, dicen, y los padres también ponen dinero, pero cada vez les cuesta más ponerlo, tienen problemas ¿sabes?, y llevamos varios años sin pagar más a los trabajadores y eso es un problema para ellos y desde hace mucho tenemos los gastos congelados y también es un problema para poder seguir haciendo las cosas bien.

–         Hijo, y ¿cómo vas a solucionar tantos problemas?

–         No estoy solo, madre, estás tú y mucha más gente.

Yo escucho y hablo con la Comunidad, y con los padres, y con los trabajadores… y hablo con los chicos, que es una forma de escucharles.

TIRULÍ TIRULÁ – TIRULÍ TIRULÁ – TIRULÍ TIRULÁ…

–         ¿Dígame?

–         Buenas tardes, llamo de la Comunidad de Madrid para preparar con usted la próxima visita del Consejero a su entidad

–         Ah, muy bien, ¿en qué puedo ayudarle?

–         Pues dígame, ¿cómo llevan a cabo su trabajo?, ¿qué es lo que hacen exactamente?

–         Sí, un segundo… (aparte) mamá, te dejo, tengo que trabajar…

Pues verá…

 

Caramillo

 

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