Esta semana la Asociación Sinteno, para el ocio y la inclusión social, nos ofrece un interesante artículo sobre las neuronas espejo. Lo compartimos con vosotros:
Decía Hume (filósofo empirista escocés S. XVIII) que las mentes de los hombres son espejo unas de otras. ¿Anticipó Hume lo que la ciencia neurológica ha confirmado respecto a las llamadas neuronas espejo? Resulta ser que, alojadas en el cerebro, en el área de Broca, existen unas neuronas que se activan cuando se realiza una acción o se tiene un sentimiento. Hasta aquí, nada especial; sin embargo, lo sorprendente es que se activan también cuando otro sujeto al que se contempla hace o manifiesta un sentimiento, llevando al individuo a percibir en su ser lo mismo que la otra persona siente. De este modo, los humanos se conectan unos con otros en una red de sentimientos compartidos.
¿Todos los humanos? No. Hay un grupo de personas para las cuales las neuronas espejo tienen una actividad reducida o diferente. Son las personas que tienen algún trastorno del espectro autista (en adelante personas TEA). En ellas no se produce ese sentir como el otro. Desde que nacen, no imitan gestos, no reconocen emociones, y como consecuencia ven dificultada su capacidad para la empatía.
Nuestros antecesores más directos, los simios, tienen una gran capacidad de imitación. ¿Tendrán ellos neuronas espejo? Parece ser que sí, y gracias a ellos se descubrieron hace pocas décadas estas conexiones. Los monos sienten con sus neuronas espejo lo mismo que nosotros solo en cierta medida. No pueden imaginar lo que no ven. Sus neuronas espejo se activan si comen un plátano y también se activan si te ven comerlo, pero no lo hacen si te ven hacer el gesto sin la fruta en tu mano. Solo el ser humano puede recrear las motivaciones de sus semejantes, y esto, ni más ni menos es la base de la empatía. No se trata de imitar, sino de sentir como propias las emociones ajenas.
Las neuronas espejo son determinantes para la comunicación no verbal. Los bebés se fijan en las caras de sus madres . Los niños imitan a sus semejantes. Y así aprenden a transmitir y comprender gestos y emociones. Al ver los gestos de los demás, sus neuronas espejo les enseñan como sienten y piensan los otros, les sitúan en la sociedad. Los bebés TEA no fijan su atención en las caras, los gestos no les informan de nada. Y esto no parece cambiar a lo largo del tiempo.
Actualmente hay posiciones especializadas y estudios de diverso tipo que sostienen que con una atención temprana las neuronas espejo podrían entrenarse para que mejoraran su función. No quiero pronunciarme desde mi desconocimiento médico por un sentido u otro. La mente humana es una máquina tan sorprendente que ese entrenamiento neuronal, aún en ciernes, podría llegar a mitigar la dificultad para entender sentimientos que tenemos las personas TEA. Hasta que esto pase, quisiera dejar en este post un reflejo de mi experiencia vital, por si es de utilidad para el uso o la comprensión ajena.
Partamos de una premisa: yo no percibo la comunicación no verbal. Tampoco percibo los sentimientos o sensaciones ajenas.
Sin embargo…
Deseo tanto mostrar amor y empatía hacia los que me rodean que he aprendido durante largas horas de estudio qué comunican con sus gestos mis semejantes, aunque no tenga dentro de mí sentimiento alguno cuando los percibo. ¿Os cuento un truco, amigos neurotípicos (en adelante NT)? Los TEA podemos mirar y reproducir vuestros gestos, aunque no sintamos motivación alguna por ello. Podemos escenificar vuestro mecanismo de comunicación. Y lo hacemos por nuestro deseo de relacionarnos con vosotros.
Vaya, eso es puro teatro. Me dirán los escépticos.
Terminen de escuchar mi truco, paciencia. Al percibir un gesto y haber aprendido su significado, busco en mi memoria cuando estuve en una situación triste, alegre, de amor, miedo o desamor, según proceda. Rememorar mi sensación personal hace que pueda sentir lo que mi semejante está sintiendo, porque un TEA tiene los mismos sentimientos que cualquier otro humano, no lo olvidemos. Proceso largo, laborioso y que desgasta psíquicamente, por lo que yo al menos, no lo empleo las 24 horas del día. Enfermaría sin lugar a dudas.
Así que, amigos NT, parafraseo al gran Groucho Marx en su perdonen que no me levante, para decirles: perdonen que no les entienda. Mis neuronas espejo no son las suyas. Y, si tuvieran un rato, ¿se acercarían a mí para ver la vida con mi cerebro? Acéptenme el reto, su vida no volverá a ser igual.
Para saber más:
http://www.sinteno.es/videoteca/
http://autismodiario.org/2011/01/20/neuronas-espejo-una-explicacion-visual/
http://autismodiario.org/2011/04/20/trastornos-del-espectro-del-autismo-neuronas-espejos-y-ondas-mu/
Carmen Molina Villalba
Gestor Cultural, Presidenta de la Asociación Sinteno, Persona con Síndrome de Asperger