Varios miembros de Apama están ejercitándose este año en el Campus Deportivo Jóvenes que ha puesto en marcha un año más el Ayuntamiento de Alcobendas.

El ajustado horario de actividades

Alcobendas lleva a cabo durante el mes de julio, repartido en dos quincenas,  el Campus Deportivo de Jóvenes, donde 15 niñ@s con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años se han divertido con un programa que a muchos nos parecería agotador: desde las 9 de la mañana y hasta las 2 de la tarde se suceden actividades como el rugby, hockey, baloncesto, badminton, beisbol, natación… y el conocimiento mutuo.

Alicia y Paloma, con Trastorno del Espectro Del Autismo, forman parte de este grupo hetereogéneo que es un ejemplo de convivencia e integración donde encontramos la perfecta simbiosis entre el ocio, el deporte y la educación en valores. Todos ganan.

Paula Guijarro, madre de Alicia, está encantada con la iniciativa, y no solo en el ámbito deportivo: «Es muy difícil encontrar grupos de ocio o deporte a partir de ciertas edades, y mi hija siempre tenía que estar con grupos de gente de menos edad que ella. En esta ocasión, está con gente de su edad».

El hecho de explicar a los compañeros de actividades, por qué Ali y Paloma actúan como lo hacen y qué es el TEA, ayuda a que se trate el tema de una forma normalizada

Acabada la Clase

Una edad en la que se definen personalidades y en las que el resto de compañeros aprende a conocer el Autismo de primera mano, con ayuda de una mediadora, Lucía Martín. Lucía, trabaja en Apama y se encarga de servir de apoyo si es necesario a Alicia, a Paloma y a los monitores de las actividades pero también a los compañeros adolescentes que realizan estas actividades con ellas. De esta forma, 15 personas de cada grupo ( 13 alumnos, un monitor general y un monitor de natación) saldrán de esta experiencia sabiendo más de Autismo. 

Ali y Lucía, en un momento de la clase de natación

«El hecho de explicar a los compañeros de actividades, por qué Ali y Paloma actúan como lo hacen y qué es el TEA, ayuda a que se trate el tema de una forma normalizada y haya un esfuerzo por parte de todos por que se sientan incluidas. Del mismo modo, en las actividades competitivas, que podrían en principio ser las más difíciles de gestionar con personas con autismo, entienden que si se les pasa la pelota y la pierden, es parte del juego, y tiene que ser así, lo que es genial…» nos comenta Lucía.

Todos los chic@s tienen necesidades especiales (…) En un aula cada niñ@ aprende de forma distinta

Y un elemento más para que la maquinaria funcione, son los trabajadores que se lanzan a este proyecto con una visión generosa e inclusiva, como es el caso de Abel de las Heras, monitor del campus deportivo,  que en esta ocasión, por primera vez, se enfrentaba a un grupo con dos personas con Autismo y que define la experiencia como «maravillosa»: «Mi objetivo es que todo el mundo pueda participar, y he tratado de evitar que ellas ( Paloma y Alicia) tengan ninguna ventaja. No ha sido necesario. Ellas están en el juego y los demás las tratan como uno más. Para que una actividad sea inclusiva tiene que funcionar – nos contó Abel – Todos tienen que sentir que la actividad responde a sus expectativas, si no , se aburrirían».

Abel de las Heras en la piscina

Alicia consultando su agenda al finalizar la clase de lacrosse

Por otro lado, Abel piensa que absolutamente todos los chic@s tienen «necesidades especiales» y «siempre va a haber gente a la que hacer adaptaciones, adaptar los aprendizajes a los niveles, porque en un aula cada niñ@ aprende de forma distinta».

De Alicia y Paloma, por su parte, nos cuentan que están disfrutando mucho (las risas mientras nadan llenan todo el pabellón), y que con tanto deporte duermen que da gusto… ¿qué más se puede pedir?.

Felicidades a Apama, al Ayto. de Alcobendas y a los magnificos profesionales que hemos conocido llevando a cabo este proyecto que esperamos que se multiplique en otros lugares.

 

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