Compartimos un interesante post del blog de José Ramón Alonso que seguro es de vuestro interés.
Fuente: jralonso.es
La mayoría de los padres sienten una cierta inquietud cuando su hijo o hija va a entrar en la pubertad, una sensación que se multiplica cuando el muchacho tiene un trastorno del espectro autista (TEA). Lógicamente es un tema complejo en el que se mezclan múltiples factores y cada familia debe afrontarlo desde su situación particular, las características de su hijo y sus valores y creencias. La idea de este post es proporcionar información útil para las familias. Ni más ni menos.
Como he dicho en otras ocasiones, un chaval con autismo es antes de nada un chaval, los cambios de humor, los transformaciones corporales, las dificultades para conciliar las pautas del hogar con las de la pandilla o los compañeros, la primera atracción por otra persona, etc. sucede en todos, solo que si tiene un TEA, las propias características del trastorno, en especial las dificultades de comunicación, la sujeción a las rutinas o la poca comprensión de las normas sociales implícitas pueden hacer las cosas más complicadas.
Mi hija tiene 16 años. Lleva más de 5 años enamorada de un chico de su colegio con 21. Él no puede hablar y ella sufre por ello. Cuando le ve se le ilumina la cara. Solo quiere acercarse, abrazarle, acariciarle, besarle. Estar con él. Es TAN FELIZ cuando le ve. Y tan infeliz cuando no lo ve. Sufre porque no entiende por qué no la habla. Sufre por no tenerlo más. ESTÁ ENAMORADA. Eso es AMOR.