Científicos de la Universidad de Londres han desarrollado una prueba que se puede realizar entre los seis y los diez meses del niño, sobre su actividad cerebral.
Fuente: Euronews
Hoy en día, los trastornos de comunicación y desarrollo social son diagnosticados solo a partir del segundo año de vida de un niño. Pero científicos de la Universidad de Londres han desarrollado una prueba, que se puede realizar entre los seis y los diez meses, sobre la actividad cerebral y no sobre el comportamiento del bebé. Varios sensores colocados en la cabeza miden la actividad cerebral mientras los niños observan imágenes de las caras de varias personas.
“Hemos escogido una de las cosas más importantes que existen por ahora para un niño: caras. Se familiarizan muy rápido con la de su madre y también con la mirada de las personas», explica Teodora Gliga, una de las responsables del proyecto. «Cuando alguien los mira para ellos significa que esa persona quiere interactuar, pero cuando alguien mira hacia otro lugar ellos creen que esa persona les dice hacia dónde deben mirar. Un niño que no padecerá autismo entiende la diferencia cuando alguien los mira y cuando mira hacia otro lugar pero los niños que sufrirán la enfermedad, sin embargo, no entienden la diferencia entre esas dos miradas”.
Según estos científicos, los niños que tendrán autismo muestran una actividad cerebral reducida como respuesta al movimiento de los ojos. Los expertos han dado la bienvenida a esta prueba pero, al mismo tiempo, afirman no estar seguros de que pueda servir para diagnosticar otras enfermedades o trastornos, además del autismo.
De todos modos, cuanto antes se interpreten este tipo de señales antes se podrá intervenir de manera eficaz mejorando tanto la calidad de vida de los niños como la de su familia.