Conclusión que se obtiene tras analizar los registros de salud de 320.000 menores nacidos entre 1995 y 2009 en hospitales de Kaiser Permanent Southern California, Estados Unidos.

Fuente: ibercampus.es

Un nuevo estudio publicado en la revista JAMA, y realizado en un grupo de más de 320.000 niños, muestra cómo la exposición intrauterina de la diabetes gestacional mellitus de tipo 1 se relaciona con el desarrollo de algún tipo de trastorno del espectro autista (TEA).

“La diabetes severa sin diagnosticar pueden causar defectos de nacimiento en el cerebro del feto durante el primer mes de embarazo. Según nuestra investigación, los hijos de madres con diabetes gestacional diagnosticada a las 26 semanas pueden haber estado expuestos a niveles elevados de azúcar en la sangre, lo que puede alterar el desarrollo del cerebro del feto”, explica a Sinc Anny H. Xiang, investigadora en los hospitales de Kaiser Permanent Southern California (KPSC) en EE.UU. y autora principal del trabajo.

Para llegar a estos resultados, el equipo estadounidense analizó el desarrollo de 322.323 niños –de los que el 7% estuvo expuesto a la diabetes gestacional de la madre en el útero– nacidos entre 1995 y  2009 en estos centros médicos. Los científicos siguieron el desarrollo a largo plazo de los niños desde su nacimiento hasta que en ciertos casos desarrollaron TEA, o murieron por cualquier causa. El seguimiento de todos los niños concluyó el 31 de diciembre de 2012.

De media, a los cinco años y medio del nacimiento, un total de 3.388 niños fueron diagnosticados de TEA. De estos, 115 estuvieron expuestos a diabetes de tipo 2 preexistente en la madre, 130 niños lo estuvieron a la diabetes gestacional con menos de 26 semanas de embarazo, y 180 a partir de este periodo. El resto no sufrió ninguna exposición intrauterina a una elevada tasa de azúcar en la sangre de la madre.

Según los datos del estudio, de toda la muestra analizada, independientemente de si las madres tuvieron o no diabetes, uno de cada cien niños desarrolló TEA. Esta cifra se mantiene aun cuando los investigadores se centran en los 25.035 niños cuyas madres tuvieron diabetes gestacional. De ellos, 310 desarrollaron TEA.

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