El pasado año se publicó el libro The Panic Virus, un ensayo al que sus editores presentan como “la obra definitiva para zanjar la polémica sobre las vacunas” y en la que su autor, Seth Mnookin, echa por tierra todas y cada una de las afirmaciones en las que se basan los miembros del conocido como «Movimiento de los Antivacunas» y las teorías que defienden que ciertas vacunas están vinculadas con el origen del autismo.
En 2011, Seth Mnookin publicó «El Virus del Pánico: La verdadera historia del conflicto de las vacunas y el autismo» (Simon & Schuster). Este ensayo narra la historia de la controversia sobre las vacunas y el autismo, que se remonta a un estudio del año 1998 publicado por Andrew Wakefield y que en la actualidad ha sido rechazado por la comunidad científica.
Andrew Wakefield, un gastroenterólogo británico, publicó un artículo en la revista científica «The Lancet» con una afirmación sorprendente: la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola podría estar detrás de las causas del autismo. Los medios de comunicación se apoderaron de la historia y, de paso, ayudaron a poner en marcha una de las más devastadoras historias de terror sanitario. En los años venideros, Wakefield se revelaría como un especulador aliado con los abogados de litigios colectivos. Wakefield tuvo que retractarse públicamente de sus conclusiones en 2010 afirmando que había manipulado los resultados del estudio. Unas semanas después, la revista retiró el artículo por considerar que no contaba con la aprobación del comité ético, y finalmente perdería su licencia médica. Mientras tanto, un estudio tras otro no ha logrado encontrar ninguna relación entre las vacunas infantiles y el autismo.
El libro es muy crítico con varias figuras públicas de Estados Unidos, como Jenny McCarthy, Oprah Winfrey o Robert F. Kennedy Jr. por conceder crédito al estudio que aseveraba que las vacunas eran las responsables del autismo. Mientras tanto, millones de dólares se han desviado de los posibles avances en la investigación del autismo, las familias han invertido sus ahorros en ineficaces «curas milagrosas», y la disminución de las tasas de vacunación ha dado lugar a brotes de enfermedades como el sarampión y la tos ferina. Lo más trágico de todo es el creciente número de niños que se ven sometidos al riesgo de contraer peligrosas enfermedades prevenibles por vacunación.
«The ??Panic Virus» ha sido catalogado como uno de los cinco mejores libros de Salud y Medicina del prestigioso periódico The Wall Street Journal. Por su parte, el New York Times lo calificó como una proeza y aseguró que «los padres que quieran actuar sobre seguro, pero no están del todo convencidos de cómo, deberían considerar con alivio este análisis lógico y completo de los hechos». The Wall Street Journal señaló a su vez que «(este libro) debería ser de lectura obligatoria en todas las Facultades de Medicina del mundo… una lección sobre cómo a veces el miedo secuestra la razón y la emoción triunfa sobre la lógica».
«The Panic Virus» fue finalista del premio de Los Angeles Times en la categoría de «Interés actual» y ganó el premio Will Solimene a la Excelencia de la Asociación de Escritores de Medicina de Nueva Inglaterra.
Perdón pero si las familias no creen al gobierno en esto no es en vano. Pues los gobiernos siempre usan la información para su beneficio y no para el beneficio de sus ciudadanos. De igual forma yo me pregunto que sera mas probable hoy en día que un niño muera por alguna enfermedad de las que hay vacuna o que adquiera de «forma misteriosa» autismo y quede deshabilitado de por vida. Tome en cuenta que las personas se dan bien cuenta que algo pasa con sus hijos al ser vacunados, si bien la vacuna puede que no sea la causa son muchos que han visto ante sus ojos aparecer estos comportamientos autistas en sus hijos despues de ser vacunados. Si el gobierno y todos se la pasan negando esta evidencia en vez de llegar al fondo del asunto y descubrir que tal vez haya un problema inmunologico en vez de uno genetico que no esperen que la gente les crea a ciegas como borregos.
Realmente me angustia la manera en las cual las genuinas preocupaciones se transforman en insanas paranoias. Hay cosas que están mas allá de las opiniones particulares, hay cosas que simplemente son o no son y en este caso esta recontra mil probado que las vacunas no causan autismo.
Existen personas que por estar en contra de las farmacéuticas o del sistema capitalista (postura con la que acuerdo) se creen cualquier mito (a esta altura ni de teoria se puede hablar) y eso es francamente lamentable.