Un grupo de científicos estadounidenses ha desarrollado un nuevo método de cribado para diagnosticar el autismo incluso en bebés.La nueva técnica permite un diagnóstico precoz, objetivo y preciso del autismo, midiendo pequeñas variaciones en el movimiento y utilizando un mapa digital del sujeto que,  en tiempo real,  puede determinar el grado exacto en que sus patrones de movimiento difieren de los de los de una persona sin autismo, según se  describe en un artículo publicado en la revista  «Frontiers in Neuroscience».

 Este nuevo  método permite diagnosticar subtipos de Autismo además de  identificar las diferencias de género y hacer un seguimiento del progreso individual en el desarrollo y tratamiento. A diferencia de los métodos tradicionales, éste no se basa en criterios subjetivos.

El estudio, financiado con una beca de la Fundación Nacional de Ciencia, en Estados Unidos, fue dirigido por la neurocientífica  Elizabeth Torres y por  Dimitri Metaxas, de la Universidad de Rutgers, en colaboración con Jorge V. José, neurocientífico de la Universidad de Indiana.

Torres y José colocaron sensores en los brazos de 36  niños con autismo de edades entre 3 y 26 años, algunos con algún nivel de comunicación, y sus movimientos fueron registrados en un ordenador, confirmando «sin error» el diagnóstico que se había hecho y su nivel de desarrollo.

Torres y su equipo han creado un soporte digital que funciona como una consola Wii.  Durante el estudio se expuso  a niños con autismo a diferentes medios de comunicación; mediante vídeos de ellos mismos, dibujos de  animales, un videoclip o un programa de televisión de sus favoritos y aprendieron a comunicar lo que querían con un movimiento simple.  Los investigadores encontraron que la mayoría  de los niños que participaron  en el estudio, muchos de ellos no  utilizaban el lenguna verbal, aprendió de forma espontánea a elegir sus medios de comunicación favoritos y conservaron ese conocimiento con el tiempo. Los niños aprendieron independientemente que podían controlar su cuerpo para transmitir y conseguir lo que  que querían. La investigadora, de origne cubano, declaró que «vimos que autistas de 12 ó 16 años e incluso de 25 tenían los patrones de movimiento de un niño normal de tres. O sea que el sistema sensorial motor no maduró, se quedó estancado y no interpreta el mundo externo igual que nosotros», explicó.

Torres agregó que «nunca se habían relacionado los movimientos con el autismo porque se ha definido el síndrome como algo cognitivo, social. Nosotros lo que hemos hecho es enfatizar en la importancia del sistema en conjunto, del cerebro y el cuerpo».

Este método permitiría diagnosticar el autismo de forma precoz lo que sería determinante a la hora de  comenzar con las terapias lo antes posible.    Los investigadores dicen que esta herramienta podría cambiar la forma en que los niños con autismo  aprenden y se comunican, ya que le ayudaría a  desarrollar la automotivación, en lugar de basarse en las señales y los comandos externos, que son la base de la terapia conductual para niños con autismo.

 

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