El periódico ABC charla con Iñaki Lemiechevsky, un joven uruguayo de 12 años residente en Barcelona con Asperger, y su familia. Un artículo que compartimos con todos vosotros.
Fuente: ABC
Un montón de luces diminutas que se van encendiendo y apagando. Así es como describe su cerebro Iñaki Lemiechevsky, un joven uruguayo de 12 años que vive en Badalona desde 2006. Tiene síndrome de Asperger (diagnosticado en 2010) y un cociente intelectual de 150. «Haz que mi cabeza pare», le pedía Iñaki a su madre cuando era pequeño y no conseguía descansar. Ahora, muy consciente de su trastorno lucha por ser un adolescente cualquiera y sigue todo el día cavilando un futuro mejor.
Iñaki lleva una vida normal pero diferente a la de otros niños. «El día a día con él es como enseñar a un marciano el lenguaje terrícola», explica Karina Blanco, su madre, que incide en que él «necesita un guión previo y mucho esfuerzo para tener empatía». Su día a día es una lucha continua por superar barreras y ahora el documental dirigido por Andrea Lamount ‘Through Me’, estrenado en el CosmoCaixa, se adentra en su mundo.
«Para alguien que tiene muy poca inteligencia emocional es muy difícil hablar de sentimientos». Su madre le apunta: «¡Tú tienes muchos sentimientos, lo que pasa es que funcionan con la lógica, no con emociones!». Iñaki no es cariñoso pero tiene un sentido tremendo de la justicia y la igualdad. No deja que le besen desde hace seis años y se enfada si le piropean, pero lucha como nadie contra las injusticias. Ahora, con el documental, Iñaki confía en que «la gente intente conocerme en profundidad porque ahora no me aceptan del todo y porque tienen que ver que el Asperger se puede ignorar».
Físico, político y programador
Iñaki quiere ser político, físico, programador, arquitecto e ingeniero electrónico, por este orden. Primero político, «porque el sistema actual es una porquería» y porque cree que se necesitan más líderes. Como si de un tertuliano televisivo se tratara y con grandes argumentos, este joven habla de la corrupción, el capitalismo, el sistema judicial y el medio ambiente. «Tendrían que crearse puestos de trabajo de clasificadores de residuos, sería una buena fórmula de ecologismo y de luchar contra el paro», defiende.
En el documental, grabado durante dos años, también habla del dinero y de cómo le molesta que se vea «como algo que hay que acumular. Se tendría que crear una divisa internacional electrónica, podríamos llamarla ‘puntos’, o que hubiera un objeto útil que se pudiera tomar como referencia para intercambios».
La física es una de sus grandes pasiones y tiene desarrollada una teoría de viajes interdimensionales y agujeros negros. En el documental defiende que «el tiempo no existe, solo hay una distorsión espacial progresiva». Iñaki aspira también a encontrar la fórmula «para revivir experiencias y extraer sensaciones» para compartirlas.
Iñaki estudia 1º de ESO en un colegio público, con la ayuda de una unidad de educación especial. Pero le apasionan los libros e Internet, donde puede pasar horas leyendo sobre matemáticas y en inglés, un idioma que domina a la perfección sin haber tomado clases, solo gracias a la red. «Y quiero aprender japonés, sueco y alemán», asegura.
«Odio los contestadores automáticos»
El complejo mundo de Iñaki tiene algunas manías con las que sus seres más próximos deben acostumbrarse a convivir. «Odio a más no poder los contestadores automáticos, sobre todo los de las computadoras. ¿Por qué los usan en vez de dar empleo?», se queja al tiempo que vuelve a reflexionar sobre la situación económica y social actual. Iñaki tampoco puede soportar la publicidad. Ni los besos y caricias. «Él siempre dice que la naturaleza me compensó el Asperger con la superdotación, y la inteligencia emocional con la lógica», comenta Karina, que se apena cuando a veces su hijo se derrumba por ser diferente.
Iñaki tiene tantas ideas en mente que no piensa en el futuro, pero está seguro de que en diez años el mundo seguirá «recuperándose de todos los males actuales… con políticos como yo», ironiza. Y se imagina que será «una persona orgullosa de su esfuerzo». Todavía no sabe dónde, pero seguro que seguirá con su lucha constante y con su brillante visión de la vida.