Mi amiga Celia

  Autora: Laura Beatriz Antón López

 

Celia es inteligente, divertida, simpática, estudiosa.  Es alta, delgada, y siempre está dispuesta a ayudarme en todo lo referente a la universidad,  porque estudiamos juntas en la Universidad Autónoma de Barcelona la carrera  de  filología catalana  y española.

Todo empezó en septiembre del curso anterior. No conocía a nadie y la casualidad quiso que nos tocara estar juntas en clase. En mi universidad existe el servicio de atención al estudiante con discapacidad, el personal técnico  me propuso que  buscara a una compañera para que me hiciera de estudiante de apoyo y como Celia vive en mi ciudad, Badalona, decidimos formalizar un convenio para que ella se convirtiera en mi estudiante de apoyo, es decir, la persona que me facilitaría los apuntes de las clases ya que a veces me cuesta o simplemente no sé, distinguir los conceptos importantes de los que no lo son tanto.

Celia está pendiente siempre de ayudarme a que vaya progresando adecuadamente en la universidad. También se ha convertido en la acompañante perfecta para las tutorías con los profesores e incluso la persona que me ha explicado cómo elaborar los trabajos según los criterios de los profesores.

Pero ella  es mucho más que una simple estudiante de apoyo, en los momentos de desánimo, que los ha habido en este curso, también hemos aprendido a apoyarnos mutuamente y a crear un vínculo de amistad.

Al poco tiempo de empezar las clases, decidí contarle a Celia que tenía síndrome de Asperger, y también cuales eran mis dificultades y mis virtudes. Ella también preguntó lo suyo e investigo para conocer mejor la discapacidad que yo sufría, porque considero que el síndrome de Asperger es una discapacidad exactamente igual que quien va en silla de ruedas o padece de sordera y no una enfermedad.

Y cuando empezó el segundo trimestre del curso, ella se convirtió en mi profesora particular para explicarme los conceptos que no me quedaban tan claros en clase, como por ejemplo, las frases hechas y refranes que nos hacían investigar referidas a una palabra para un trabajo de español.

Celia además ha sido un apoyo constante  en los momentos difíciles del curso, no sólo a nivel académico, sino también a nivel personal, ya que también hemos compartido momentos de risa o de confidencias.  No sólo ha sido un apoyo dentro de las cuatro paredes de la universidad, sino que  también lo ha sido cuando he tenido que realizar el camino de vuelta a casa desde el campus  para mostrarme cuál era el autobús que debía de coger y dónde estaba su parada para no confundirme con mi mala orientación.

Creo que el haberme conocido le va a ser útil ya que la aspiración que Celia tiene es dedicarse a la enseñanza. También le he servido de consuelo cuando una profesora la acusó de haberse copiado un trabajo, lo que causó que Celia presa de ira y rabia se encerrara en  el  baño de la facultad. Yo en ése momento intenté torpemente ironizar con unas palabras absurdas que le había oído decir a mi hermano días antes, pero obviamente no salió del todo bien, aún así no me salió del todo el tiro por la culata porque conseguí no sólo arrancarle una sonrisa sino también un abrazo sincero.

Ahora espero con ilusión el arranque del curso universitario para encontrarme con mi amiga Celia.

 

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