Cuatro alumnos con TEA del Colegio Araya, acuden al dentista una vez al mes desde el pasado mes de octubre.
De todos es sabido los problemas y dificultades que surgen al acudir al médico con los niños y niñas con TEA. No es agradable… van asustados… hay que anticiparles el proceso y conseguir su tranquilidad y sintonía entre médico y paciente… Un proceso árduo que requiere trabajo e implicación de ambos actores.
Afortunadamente, nos encontramos con estupendas iniciativas, de pequeños pero a la vez grandes gestos, para ayudar a estos chavales en la visita al médico. Uno de estos casos es el de Mario. Dentista. Tiene una clínica dental en Madrid y durante una consulta rutinaria con Mª del Carmen Martínez, tutora del aula tortuguitas del Colegio Araya, ella le comentó que Araya iba a abrir un aula para niños con TEA en el Colegio Inmaculada Concepción, muy cerca de la clínica. A Mario le faltó tiempo para ofrecerse a colaborar. «Doy gracias, porque a día de hoy la clínica me va bien y de alguna forma siento que me debo a los demás…”, le dijo a Mª del Carmen ese día de consulta.
Así que… ¡manos a la obra! Preparación de pictogramas… marcar objetivos para los cuatro alumnos… y en octubre del año pasado visitaron por vez primera la clínica de Mario. Un dentista común para cualquiera que pase consulta, pero para estos chavales, era su amigo Mario. Los niños van a la salita de espera y ven la tele durante un rato para que la espera sea más entretenida. Pasan a la exploración y ahí es cuando se ven los enormes avances obtenidos.
Mario ha conseguido, gracias a su profesionalidad y dulzura, que los alumnos vayan al dentista sin temor alguno. Para ellos, Mario es su amigo y les da una seguridad tremenda, a la vez que sonríen enredando entre el material técnico que emplean las enfermeras y el dentista. ¡Se lo pasan en grande!
El caso de Mario y su equipo, y el de estos alumnos con TEA es un paso más en la tarea de desensibilización y por eso desde aquí agradecemos enormemente su implicación y esfuerzo, y sus ganas de ayudar a este colectivo. Ojalá surjan más gestos de este tipo entre profesionales del ámbito sanitario para colaborar con los más pequeños, sus familias y profesores en la rutina de acudir al médico.