Pediatras reunidos en el XXVI Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), que se está celebrando en Sevilla, han resaltado este viernes la importancia que tiene,«porque ya se ha demostrado», de iniciar de forma precoz un programa de tratamiento multidisciplinar de base cognitivo-conductual (psicoterapia) extendido a todos los contextos en que vive el niño afectado de un trastorno del espectro autista (TEA).
Fuente: Europapress
Según ha explicado la doctora Ana María Rodríguez, pediatra del centro de salud de San Andrés de Murcia, en España uno de cada 500 niños padece un trastorno del espectro autista (TEA), siendo un problema que afecta principalmente a los varones (de cada 3 ó 4 niños que lo padecen, lo padece una niña). Las clasificaciones actuales distinguen varias categorías, entre las que destaca el síndrome autista, síndrome de Asperger y síndrome de Rett.
«El 47 por ciento de los niños con TEA cumplen criterios diagnósticos de autismo», ha detallado esta experta, para quien los síntomas de este trastorno se inician en los primeros 3 años de vida y persisten para siempre.
Además, ha explicado que «una de las dificultades a las que se enfrentan los niños con estos trastornos es la interacción social, ya que resulta difícil ajustar su comportamiento al de los demás, porque no entienden muy bien las convenciones sociales y suelen tener problemas para compartir el mundo emocional, el pensamiento e intereses con otros niños de su entorno».
En cuanto al ‘déficit social’, ha dicho que es más evidente en los primeros años de vida y que, entre las manifestaciones más comunes, destaca «el escaso contacto visual cara a cara, a veces ya evidente antes del primer año de vida mostrando una mirada poco expresiva que parece que se dirige al vacío».
«Los niños que padecen un TEA no suelen sonreír, apenas gesticulan y suelen evitar el contacto interpersonal, incluso pueden presentar resistencia al contacto físico y el juego tiende a ser repetitivo y poco imaginativo», ha enumerado esta especialista.
Por otro lado, algunos niños inician el desarrollo del lenguaje en el primer año de vida pero pueden sufrir una regresión a partir del segundo año y perderlo.
Importancia de un diagnóstico precoz
De ahi, ha aclardo, «que la intervención temprana intensiva en un marco educativo óptimo mejora el pronóstico de los niños con autismo con incrementos significativos en las ratios del progreso evolutivo y rendimiento intelectual».
Dado que la interacción social con otros niños es complicada, suelen mostrar aislamiento y en muchos casos también presentan síntomas de ansiedad ante los cambios de sus rutinas y/o su entorno (horario, recorrido, objetos o personas que cambian de ubicación).
Asimismo, sus movimientos corporales suelen ser estereotipados (aleteos, balanceo sobe sí mismos) y por tanto, «están estigmatizados socialmente ya que al no seguir juegos ni aprender sus normas, a los niños de su edad les resulta muy difícil contactar con ellos y por eso los niños se apartan», ha apuntado la Dra. Rodríguez.
Esta experta ha indicado como puntos clave para el tratamiento la estimulación de conductas deficitarias; el apoyo psicopedagógico en la escuela; la intervención psicoterapéutica con el niño; la orientación psicoterapéutica a los padres y el tratamiento farmacológico si precisa.
Seguimiento del pediatra de AP
El seguimiento del desarrollo debe ser evaluado en todas las visitas del niño sano desde la infancia hasta la edad escolar y, por tanto, el pediatra de primaria va a ser el encargado de realizar la sospecha diagnostica y el filtraje a los recursos especializados como a la unidad de psiquiatría infantil.
Además, derivará al niño a la unidad de neuropediatria para que se realice el despistaje orgánico más exhaustivo con el objetivo de descartar patología neurológica asociada. Como parte del proceso diagnostico, se descartarán los posibles diagnósticos diferenciales y se revisará la posibilidad de que exista patología comórbida. Multidisciplinar.