Espera… no sigas leyendo… piensa un momento qué es para ti la empatía…
Según la Real Academia Española la empatía se define como la «dentificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro«.
Según otras fuentes se trata de la capacidad que tiene el ser humano para conectarse a otra persona y responder adecuadamente a las necesidades del otro, a compartir sus sentimientos e ideas de tal manera que logra que el otro se sienta bien con el.
Además, hay dos tipos de empatía: la cognitiva y la emocional. La primera consiste en saber qué siente la otra persona a través de la comunicación no verbal; la segunda se refiere a la capacidad de sentir lo mismo que siente la otra persona.
Por otro lado, y para profundizar un poco más, os invitamos también a ver este vídeo que nos aporta mucha información sobre el tema que nos traemos hoy entre manos:
Ahora que ya sabemos todos qué es la empatía… toca reflexionar…
Como ya sabemos, las personas con autismo se caracterizan por tener dificultades de compresión social, de anticipación, de flexibilización, de contacto ocular, de comunicación, etc. que condicionan su forma de ser, de expresar, de relacionarse… Pero… ¿Eso significa que no tienen empatía, que no tienen o no comprenden los sentimientos? Nuestra respuesta es rotunda: NO
- Las personas con autismo no tienen sentimientos: FALSO
Sí sienten, como decimos sólo tienen dificultades para expresar sus emociones y para identificarlas, por lo que a veces no consiguen expresarse correctamente (aunque sí lo intentan) y, en ciertos casos o momentos, pueden parecernos innexpresivos, pero no lo son. Las personas con autismo, al igual que todos nosotros, comunican por todos los poros de su piel, sólo hay que saber escucharles y hablarles.
Tienen más dificultades con la empatía cognitiva a raíz de las características de personalidad que hemos mencionado, al no poder identificar de manera funcional gestos, expresiones, sutilezas sociales, etc. Sin embargo sí pueden saber qué sienten los demás, incluso a veces más que los que nos consideramos normotípicos.
Finalmente, lo que sí es seguro es que todas estas características y dificultades son susceptibles de intervención y mejora, así que… adelante!