El ‘Programa MEJORA’ es un proyecto colaborativo de intervenciones terapéuticas para menores con TEA que la Fundación Mutua Madrileña y Federación Autismo Madrid llevan a cabo en la Comunidad de Madrid.
El objetivo de las terapias es promover el bienestar del menor con TEA y su familia, identificando los elementos y circunstancias que interfieren en el desarrollo del niño y poniendo en marcha las acciones y programas necesarios que faciliten el desarrollo integral del menor. La atención e intervención en los primeros años de vida es fundamental porque en ellos existe mayor probabilidad de mejoras y aprendizajes significativos, debido a la plasticidad neuronal del cerebro infantil.
Dentro de estas intervenciones está el trabajo de logopedia. A continuación compartimos un artículo escrito por nuestra compañera Marta Rodríguez, logopeda del Programa Mejora.
El concepto clásico de autismo ha cambiado significativamente, desde sus descripciones originales, en el transcurso de los años gracias al avance en su investigación.
La última versión de la clasificación internacional de trastornos mentales, el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-5 (DSM-5) incluye al autismo dentro de los trastornos del neurodesarrollo, alejándose de la antigua conceptualización de Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD). Además, en la actualidad, el autismo pasa a denominarse Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que se reconoce la sintomatología autista común a todos los individuos dentro de un amplio abanico de fenotipos (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013).
Por tanto, el concepto de TEA se entiende como un abanico gradual de síntomas, es decir, como un “continuo” debido a la variable afectación tanto cognitiva como lingüística que presentan estas personas (Mulas, Ros-Cervera, Millá, Etchepareborda, Abad y Téllez de Meneses, 2010).
Según el DSM-5, los criterios diagnósticos del TEA son las siguientes expuestas a continuación:
- Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos, ocasionando dificultades en la reciprocidad socioemocional, en las conductas comunicativas no verbales empleadas en la interacción social y en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de relaciones.
- Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades pudiendo producir: 1) movimientos, uso de objetos o habla estereotipada o repetitiva, 2) insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad a rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal y no verbal, 3) intereses muy restrictivos y fijos anormales en cuanto a su intensidad y focos de interés y, 4) hiper o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inusual.
- Estos síntomas deben estar presentes en la infancia temprana.
- El conjunto de síntomas limita y altera el funcionamiento diario.
- Las alteraciones no se explican mejor por una discapacidad intelectual o por un retraso global del desarrollo.
En definitiva, puede decirse que hay tres grandes núcleos afectados en el TEA, los cuales son, en primer lugar, trastorno cualitativo de la relación, en segundo lugar, alteraciones de la comunicación y el lenguaje y, en tercer lugar, falta de flexibilidad mental y comportamental (Riviére, 2000).
Es esencial la identificación temprana de niños con riesgo de padecer TEA con el fin de que puedan ser remitidos de forma precoz a una evaluación diagnóstica completa, permitiendo iniciar, lo antes posible, una intervención temprana.
Para ello, será fundamental el trabajo realizado por un equipo transdisciplinar entre los que se encuentra el profesional de la logopedia. El logopeda será el responsable de la detección, evaluación, diagnóstico e intervención de todos los aspectos relacionados con la comunicación y el lenguaje y, es de aquí, de donde radica la importancia de la figura del logopeda para el abordaje de las alteraciones comunicativas y lingüísticas de las personas con TEA (Hernández, Artigas-Pallares, Martos-Pérez, Palacios-Antón, Fuentes-Biggi, Belinchón-Carmona, Canal-Bedia, Díez-Cuervo, Ferrari-Arroyo, Hervás-Zúñiga, Idiazábal-Alecha, Mulas, Muñoz-Yunta, Tamarit, Valdizán y Posada-De la Paz, 2005)..
A día de hoy, como bien destaca Autismo España, los únicos abordajes e intervenciones recomendados a nivel nacional e internacional para el tratamiento del TEA son de carácter psicoeducativo, orientados a potenciar puntos fuertes y a proporcionar apoyos que favorezcan el desarrollo personal, la inclusión social y la calidad de vida de las personas con TEA y de sus familias. Por ello, la intervención dirigida a las personas con TEA debe estar siempre basada en la evidencia y conjugar el conocimiento científico con la experiencia y el consenso profesional, así como con los intereses y derechos de las propias personas con este tipo de trastorno y sus familias (Autismo España, 2019).
De esta manera, dentro del ámbito de la intervención, el logopeda tendrá como objetivo primordial enseñar de forma explícita aquello que no se ha podido aprender de forma natural y, adaptar dicha enseñanza a cada persona y familia en particular.
Así, el logopeda, para desarrollar un adecuado tratamiento de la comunicación en el TEA, se deberá plantear una serie de objetivos dirigidos siempre a conseguir una mejor calidad de vida tanto para la persona con TEA como para sus familias.
En primer lugar, como objetivos generales, el logopeda deberá fomentar la intención comunicativa, potenciar la atención conjunta y favorecer la reciprocidad en la comunicación.
Y, en segundo lugar, como objetivos específicos deberá ampliar el repertorio de funciones comunicativas y sofisticar los medios para expresar cada una de esas funciones (Monsalve, 2014).
En definitiva, el tratamiento de elección para las personas con TEA es la intervención psicopedagógica aplicada en ambientes naturales destinada a tratar las dificultades cognitivas, de habilidades sociales, comunicación y autonomía que presentan estas personas a lo largo de toda su vida.
El logopeda, encargado de trabajar las áreas relacionadas con el lenguaje y la comunicación, junto con otros profesionales destinados al trabajo de otras áreas, deberán llevar a cabo dicha intervención, desde la primera infancia hasta la posterior adultez, interviniendo dentro del ámbito escolar, familiar, individual y grupal para ayudar a la posterior formación e incorporación laboral, al derecho de vivienda y al disfrute del tiempo libre de las personas con TEA (Calvo, Carreres, Escorsell y Hervás, 2019).
Marta Rodríguez Pérez
Logopeda del Programa Mejora
Más información sobre el Programa Mejora de Fundación Mutua Madrileña y Federación Autismo Madrid.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: