¿Hay algo más bonito que darte mi mano al pasear? ¿Hay algo más bonito que sentir tus dedos entrelazados con los míos? ¡Cómo un gesto tan simple puede significar tanto para mí!
Y es que, cuando nos damos la mano, algo mágico nace entre nosotros, sentimientos, emociones encontradas que hacen sacar lo mejor de mí.
Aunque no te des cuenta, cuando me ofreces tu mano me demuestras tantas cosas: confianza, seguridad, unión, fortaleza, superación… al fin y al cabo tu amor incondicional. Y, ¿sabes qué? ¡Eso me encanta!
Me encanta saber que caminamos juntos, en una misma dirección, una única dirección, dónde hay un cartel enorme de color azul intenso con un listado de palabras que cada día cobran un especial valor en este mundo, nuestro mundo, de los dos, como son: respeto, igualdad, sensibilización, compromiso… en definitiva: DIVERSIDAD.
Que nunca se te olvide, que este mundo es tan grande porque cabemos todos y todas.
Recuerdo el día que nos conocimos, hace ya tanto tiempo. Tus pequeños dedos, tan perfectos, tan delicados, tan frágiles que no se querían acercar a los míos. Me evitabas, me apartabas con tanta sutileza tus dedos de los míos.
Tengo que confesarte que, a veces, sin que te dieras cuenta, alguna que otra lágrima recorría mi mejilla de rabia o quizás de impotencia, me sentía tan perdida, ¿qué podía hacer?. Pero, ¿sabes qué?, algo dentro de mí, esa voz interior que tanto me aconseja, me susurraba: tranquila, no te preocupes, no decaigas, pronto… (algún día) tus manos y las suyas se unirán para no soltarse nunca más.
Esperé y esperé pacientemente, esa paciencia que solo tú me has enseñado y que te agradezco, sin importarme el tiempo, te respeté. Respeté tu espacio, tu tiempo, hasta que un día, así sin más, te ofrecí mi mano como tantas otras veces, nunca desistí, no podría hacerlo.
Me sonreíste y me brindaste unos segundos de tu mirada… de los mejores de mi vida, y sin dudarlo se unieron nuestros dedos. ¿Por qué ese día? ¿Por qué ese momento? No lo sé, solo puedo decirte… GRACIAS PEQUEÑO.
A veces, cuando paseamos juntos y te cuento mis cosas, esas cosas que solo te cuento a ti, mi confidente y amigo, parece que no me escuchas aunque sé que lo haces. Sé que te preocupas por mí y eso hace que piense que ya no sería capaz de no saber de ti. Gracias por aportarme tanto y gracias por enseñarme tu especial forma de ver el mundo, que ya es mi mundo también.
No te sueltes nunca de mi mano, no lo hagas, esos dedos ahora ya grandes y fuertes pero que siento con igual intensidad, como ese primer momento. Aunque si en algún momento decides caminar solo, no te preocupes, siempre estaré ahí para volvértela a coger.
Camina, no tengas miedo, no te detengas, nunca lo hagas, pero eso sí… DE MI MANO!
Título: «Tú y yo, de la mano»
Autora: Mª Dolores Trigo Córdoba
Precioso relato María Dolores! Me siento orgulloso de que haya maestros que se involucran tanto como tú y lo hacen no solo por ser su profesión sino porque lo sienten con el corazón y solo viven por y para los niñ@s.
Ya lo he leído varias veces y quiero agradecerte que me hayas emocionado. Tus palabras llenas de esperanza, belleza y sobretodo amor, son inspiradoras.
Gracias!