Este relato nos hablar de lo importante que es preparar la Transición a la Vida Adulta en las personas con TEA. Una preparación que debe ser individualizada porque hay muchas formas de vivir la vida y cada uno debería elegir cómo vivir la suya. Imprescindible reflexión.
“¡Ese niño parece autista!”
“¡A mi hijo le han diagnosticado TEA!”
“Hoy hay una charla en el cole sobre autismo”
Frases como estas se escuchan cada día más en la sociedad que vivimos y poco a poco se va tomando más conciencia sobre el TEA. Pero es verdad que cuando pensamos en autismo, y mi experiencia me lo corrobora… pensamos en niños. Niños y niñas diagnosticados con TEA. Pero, ¿sabes que esos niños y niñas también crecen? Esos niños y niñas a los que cualquier cambio en su rutina diaria se les puede parecer un mundo gigante, algún día dejarán el colegio al que van cada día (a poder ser por el mismo camino de siempre para evitar un mal rato). Sí, esos niños y niñas tienen su propia personalidad, su propio carácter y sus propios intereses y conforme van creciendo, más se van acentuando, nada que no le pase al resto de los mortales, ¡vamos!.
Por eso, si tenemos cerca alguna persona diagnosticada con TEA, bien un hijo o una hija, un hermano, una amiga, algún familiar, alumno o alumna, deberíamos acercarnos a ellos, desde pequeños, y observarles con lupa, guiándoles, respetándoles e intentando sacar de ellos lo mejor de esa personalidad, de ese carácter y de esos intereses que los caracterizan como individuos, porque un día dejarán de ser niños y se adentrarán en el mundo de los adultos, ese mundo en el que todo no es tan fácil y en el que cada uno de nosotros tomamos las riendas de nuestras vidas intentado luchar por ser quien queremos ser y por aquello que queremos alcanzar.
La niñez para cualquier persona es una etapa de preparación para la vida adulta, una etapa de aprendizaje, en la que necesitamos de otras personas para ir creciendo e ir cumpliendo nuestras metas y un día actuar y pensar de forma individual, llegando a tomar nuestras propias decisiones. Naoki Higashida, es un chico japonés diagnosticado con autismo a los 5 años y que actualmente tiene 26 nos cuenta en uno de sus libros que durante una etapa de su vida dejó al sistema que tomara decisiones por él, hasta que un día empezó a cuestionarse cosas por el mismo y empezó a tomar las riendas de su vida. Nos cuenta que él es quien quiere elegir su propio futuro, sus aspiraciones… tal y como hace todo el mundo, asumiendo y afrontando responsabilidades.
Ser adulto es una tarea difícil y la transición a esta etapa puede serlo aún más, especialmente para personas con autismo, por ello, toda preparación puede ser poca para adentrarse en este nuevo mundo, el de los adultos.
“¿Trabajo o sigo estudiando?”
“¿Me voy a vivir solo o sigo viviendo con mis padres hasta los treinta y tantos?”
“¿Estoy preparado para una relación seria o sigo soltero y viviendo la vida?”
Si estas preguntas son difíciles para cualquiera, imagina para un joven con TEA… Intenta ponerte en su lugar… Dejar su colegio de toda la vida, en el que sus compañeros lo conocen y lo aceptan tal y como es y sus profes también, en el que el aula está adaptada a él/ella, con sus recursos visuales, con sus horarios y con su rutina, para ir… ¿dónde? ¿A otro colegio de educación superior? ¿A un lugar de trabajo? Con ruidos, con gente por todos lados… Y no hablar de la decisión de vivir solo, ya sin papá y mamá ahí, siendo responsable de sus menús y de cerrar con llave la puerta cada noche. ¿Y qué hay de una residencia? No sé… todo suena demasiado complicado, de amor mejor ni hablamos…
Por ello, desde aquí solo quiero hacer ver lo importante de la transición, de la preparación individualizada para la vida adulta y es que hay muchas formas de vivir la vida, y cada uno debería elegir como vivir la suya.
Ana García Benedicto