Raquel García, que lleva años trabajando con personas con TEA, nos envía desde Murcia un relato sobre cómo una chica transformó su «dificultad, llamada por los expertos, TEA, o autismo». Esperamos que disfrutéis de él.
Me adentro sin saberlo en mundos mágicos, llenos de diferentes colores. Representan mi manera de ser, de enfrentarme a una sociedad que no logro descifrar.
Mi nombre es Lucia, tengo 28 años, mi apariencia es la de una chica frágil , de semblante tranquilo y mirada penetrante.
Llevo una vida sosegada tras largas batallas libradas ante gente malvada, que ve en lo diferente una amenaza. Sufrí mucho por mis dificultades. Me cuesta entender las bromas, chistes y los dobles sentidos. Tiendo a utilizar un lenguaje rebuscado , al interactuar no miro a los ojos y lo que me gusta inunda todo lo que me rodea.
Pero encontré mi fórmula secreta que hace que mi vida funcione, tenga sentido, tras muchos años de esfuerzo, de terapia Cognitivo-Conductual y con ayuda de mis padres y seres queridos. Conecte con lo que me hace feliz, escribir. Es maravilloso, poder compartir, mis diferentes mundos de colores con los más pequeños.
Doy clases de escritura creativa a niños de primaria desde hace unos meses. Empecé a escribir pequeñas historias que narraban sentimientos, cada relato un color, un mundo, una creación. Las compartía con mis alumnos que a su vez creaban sus mundos coloridos.
Mi historia favorita era la de color “Amarillo”, llamada “Luz”. Cuando algún niño se sentía triste, porque no se valoraba o simplemente no estaba feliz, leíamos “Luz”, y sus caras se iluminaban llenas de esperanza.
Este relato les decía a los niños que todos y cada uno de nosotros poseemos una Luz que nos hace únicos e irrepetibles. Tenemos que conocerla bien y apreciarla sólo así podremos presentarnos al mundo sin miedo, sin mascaras. Siendo nosotros mismos, conformando nuestros pequeños mundos de luces y sombras, de virtudes y defectos. De esta forma venceremos todo tipo de situaciones y problemas.
Soy consciente de mi dificultad, llamada por los expertos, TEA, o autismo de alto funcionamiento. Yo la convertí, la transforme en algo intocable pero a la vez palpable, en emociones, en sentimientos, en frases llenas de colores.
Raquel García