Precioso relato sobre Miguel, un niño feliz, que se convertirá en un «luchador de la vida».
«Tus ojos, tu voz» – VIII Cuéntame el Autismo
Impotencia, asombro… no hay palabras para definir lo que pasó por nuestras mentes ante la sospecha de que nuestro ángel, nuestro tesoro más preciado, tuviera, en un futuro, dificultades para llevar su propia vida, que necesitaría que personas estuvieran a su lado, cuando su Papá y su Mamá, no existiéramos en este mundo terrenal.
Meses de preguntas sin respuesta, de caminar durante minutos que se convierten en años y no obtienes respuestas a esos interrogantes.
Miguel no se da cuenta, o eso creemos, él es feliz, sí lo sabemos, es feliz, no sabe de la crueldad, no conoce la adversidad, no, aún es pronto para que conozca los caminos con tropiezos, con los que se va a encontrar, y debe de estar preparado, debe convertirse en un luchador de la vida, con sus ojos grandes, esos ojos dispuestos a aprender de la vida que le espera a partir de ahora.
Pero la vida le tenía una sorpresa preparada, su voz, esa que pensábamos, no escuchar, como por arte de magia, poco a poco va a hacer acto de presencia, desde su boquita pequeña, fluirán esas palabras mágicas que nos transmitirán alegría, emoción, esperanza, tiempo, tiempo a su favor, tiempo para sorprender día a día, para mejorar, para confiar en sus posibilidades, que cada día son mayores.
Miguel, fija su mirada muy lejos, hacia el infinito. Sabe que es especial, que es afortunado, que sin darse cuenta todavía, va a conseguir todo lo que quiere, porque su carácter, su ganas de aprender por sí solo, son opciones más que válidas para ganar las Olimpiadas de su propia vida, por su valentía, por su inteligencia…por eso y mucho más es nuestro ejemplo a seguir. Gracias Miguel, gracias por existir.
Esther María Hernández Hdez.