Dormir con versos
Cuando su alrededor le hacía un guiño,
sentía su interior latir nervioso
y era su malestar tan poderoso
que vestía dolor y desaliño.
Solía entonces poner voz de niño,
recitando un poema, tembloroso,
como cuando su madre en su reposo
le leía en la cama con cariño.
Solo esos versos eran a su mente
un remedio eficiente de la angustia
que la gente causaba en su mutismo.
Una antigua poesía solamente
le traía alegría a su alma mustia
penetrando en la calma de su autismo.
Alberto Luis Collantes Núñez
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