EL COLOR DEL SABOR DE LA TIERRA. Este es el poema que Arnaldo Conde recitó, de viva voz, en el Loto de Mishima en Balcones de la Sierra. Autor: Luis Vázquez-Pena.
Paseando el campo,
por un camino,
lento y pausado el ritmo,
cruzaba el río.
Tardé más de un verano
yo, en darme cuenta,
oído y ojos,
que mis sentidos no eran
como los de otros.
Cuando un paisano capta
el rumor del río
yo no lo oigo, lo veo,
cristal fundido
sabor amargo y rojo
humo de cirio.
Dicen que la lavanda,
purpura ha sido,
yo oigo olas del campo
pan removido,
sabor a trigo y tierra
con un quejido
o centeno horneado
sorbe mi oído.
Los pájaros los huelo
rumor sin fin
del añil de los cielos
como un violín,
y ese violín que oigo,
terciopelado,
no lo oigo, lo huelo
café tostado,
y cuanto más lo sueño
a ojo cerrado,
va del verde esperanza
al anís almizclado.
Camino o suelo helado
no lo percibo,
mis píes azul lo notan
como un crujido,
no es su textura,
es su alma,
es un bramido.
Del bosque huelo el pino
pero al tocarlo,
ya oigo su lisura,
escucho el ácido
de su densa resina
que cae llorando.
Su resina en las manos
la sienten pegajosa
otros humanos,
yo la noto suave
y cadenciosa
no la palpo, la veo
azul verdosa
Del olor del azahar,
ocre o bermejo,
oigo el bosque si ulula
al son del viento
No veo el maíz verde
lo siento acre
lo noto yo en mi lengua,
sabe a vinagre
Fue una tarde primera
Iniciativa,
Del final de un verano
estival, viva,
yo me creía pautado,
como un escriba
y resultó que el alma
tengo partida
olores por sabores
y perspectiva,
los ruidos por colores
muerte por vida
texturas, sinsabores,
mente cautiva.
Quisiera ser como otros
no ir a la deriva
tener cinco sentidos
no una mezcla infinita
de sensaciones raras,
dicen que cainitas,
que se pelean entre ellas pero esto me haría otro
por ser más vivas, no ser yo, digo, sería
o sea las de siempre prefiero ser quien soy
vista, tacto y oído a infeliz cambiaría,
gusto y olfato mi vida sería otra
lo que los libros dicen, y amo esta vida,
los de bachillerato, ¡amo mi vida!
Luis Vázquez-Pena