Un estudio de la Universidad de Pensilvania concluye que las mutaciones en los genes esenciales para la vida contribuyen al riesgo de desarrollar Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) e interfieren con el comportamiento social habitual.
Aproximadamente un tercio de los genes de nuestro genoma son esenciales, es decir, su actividad es necesaria para el correcto desarrollo embrionario y la supervivencia del organismo. Debido a su importancia funcional, estos genes tienen poca tolerancia a los cambios en su secuencia de ADN. Además, diferentes estudios han relacionado la presencia de mutaciones en genes esenciales con la aparición de diferentes enfermedades humanas.
En el riesgo a desarrollar Trastorno del Espectro del Autismo intervienen más de 100 genes diferentes. Cada uno de ellos puede tener un peso más o menos importante. Por otra parte, las variantes genéticas que participan en los TEA pueden haber sido heredadas de los padres o haber ocurrido de novo (si se han producido durante formación de gametos de los padres o en el desarrollo temprano). Como consecuencia de esta compleja arquitectura genética, entender cómo interaccionan entre sí los diferentes actores genéticos que participan en los TEA y cómo afectan al correcto funcionamiento del sistema nervioso constituye un gran reto para los investigadores.
Los autores sugieren la existencia de un efecto dañino acumulativo sobre el desarrollo nervioso y el riesgo de autismo, provocado por la presencia de variantes deletéreas en los diferentes genes esenciales de una misma ruta molecular.
El equipo estudió la secuencia de ADN de 3.915 genes considerados como esenciales para los mamíferos, en 1.781 familias compuestas por una persona con Trastorno del Espectro del Autismo, un hermano o hermana no afectado y ambos progenitores
Dada la sensibilidad de los genes esenciales a la presencia de mutaciones, y a su relación con las enfermedades humanas, en el trabajo, los investigadores se plantearon si estos genes esenciales, que intervienen en la supervivencia, podrían contribuir de alguna forma al riesgo a desarrollar un Trastorno del Espectro del Autismo
Para responder a esta cuestión el equipo estudió la secuencia de ADN de 3.915 genes considerados como esenciales para los mamíferos, en 1.781 familias compuestas por una persona con Trastorno del Espectro del Autismo, un hermano o hermana no afectado y ambos progenitores. De este modo, encontraron que la carga de mutaciones dañinas en los genes esenciales para la vida era mayor en las personas con Trastorno del Espectro del Autismo que en sus hermanos sin trastorno, lo que apuntaba a un posible papel de estos genes en el riesgo a los TEA.
La carga de mutaciones dañinas en los genes esenciales para la vida era mayor en las personas con Trastorno del Espectro del Autismo
Cada persona tiene un perfil genético diferente y es portadora de un número concreto de mutaciones deletéreas. Estudios previos apuntan a que la función cerebral es especialmente sensible a la acumulación de mutaciones. Por esta razón, los investigadores evaluaron la posibilidad de que haya un efecto dañino acumulativo sobre el desarrollo nervioso y el riesgo al autismo, provocado por la presencia de variantes deletéreas en los diferentes genes esenciales de una misma ruta molecular. Para ello estudiaron los patrones de expresión de los genes esenciales en 16 regiones cerebrales y en distintos momentos del desarrollo. Así, detectaron agrupaciones de genes esenciales que se expresan de forma conjunta y además muestran un enriquecimiento (una mayor proporción de la esperada) de genes con los TEA, lo que apoya su hipótesis de un efecto acumulativo.