Un estudio de la Universidad de Pensilvania concluye que las mutaciones en los genes esenciales para la vida contribuyen al riesgo de desarrollar Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) e interfieren con el comportamiento social habitual.

Aproximadamente un tercio de los genes de nuestro genoma son esenciales, es decir, su actividad es necesaria para el correcto desarrollo embrionario y la supervivencia del organismo. Debido a su importancia funcional, estos genes tienen poca tolerancia a los cambios en su secuencia de ADN. Además, diferentes estudios han relacionado la presencia de mutaciones en genes esenciales con la aparición de diferentes enfermedades humanas.

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