Los umbrales de la sensibilidad en las personas con TEA: hipo/hipersensibilidad

Todas las personas procesamos constantemente la información que recibimos del entorno a través de los 5 sentidos principales (vista, olfato, audición, gusto y tacto), pero también a través de 3 sentidos más, que son:

Propiocepción o posición corporal: conocer y ser consciente de dónde están las partes de nuestro cuerpo en relación con las demás y con el medio ambiente.
Sentido vestibular o movimiento: nos informa si nos estamos moviendo y, de ser así, en qué dirección y con qué rapidez.
Interocepción o sentido corporal interno: da información sobre el hambre, la sed, el dolor, la temperatura corporal, el sueño, cambios en la frecuencia cardíaca, la respiración, el estado de alerta, etc.

Cuando nuestro cuerpo recibe información a través de los sentidos, la procesamos y emitimos una respuesta (ej: si escuchamos nuestro nombre nos giramos o si sentimos un hormigueo en la pierna miramos si es un bicho). Además, cada persona tiene un umbral diferente a la hora de percibir esta información, por lo que, hay personas que detectan el olor de una panadería antes que los demás, otras que necesitan ponerse la televisión más alta, etc.

Dentro de este espectro o rango a la hora de percibir los estímulos o información del entorno, puede considerarse que hay dos extremos, conocidos como hipo e hipersensibilidad (recogidos en la definición de Trastorno del Espectro del Autismo).

Hipo/Hipersensibilidad en personas con TEA

En la definición de Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), dentro del apartado de Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, se incluye:

“Hiper- o hipo reactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno”.

La hipersensibilidad es cuando una persona tiene una reacción muy intensa a los estímulos (ruidos, luces, dolor…), ya que los percibe de manera muy fuerte pudiendo incluso sentir dolor o gran malestar. De este modo, el entorno se convierte en un lugar aversivo, altamente estresante y abrumador. Por ejemplo, una persona con hipersensibilidad al tacto, puede experimentar una sensación de dolor o profundo desagrado con las etiquetas de la ropa, ciertas telas o el tacto de otra persona. Al experimentar esta situación de desagrado, la persona puede reaccionar de manera intensa mediante gritos, pataleos, salir corriendo, etc.

Por el contrario, la hiposensibilidad hace referencia a la baja intensidad a la hora de recibir estímulos del ambiente.

Las personas con hiposensibilidad, en ocasiones puede parecer que están cansadas o con gran desinterés. Pero en otras ocasiones, pueden reaccionar con movimientos excesivos, provocando y/o escuchando ruidos muy fuertes (moviendo muebles, chocando tazas, poniendo el volumen de la tele al máximo…), ingiriendo alimentos/ condimentos muy intensos de sabor, apretando con demasiada fuerza, etc. Esto es así porque intentan compensar esta baja percepción del entrono buscando cualquier estimulación sensorial o por ciertas dificultades a la hora de aplicar la cantidad de presión adecuada sobre los objetos o personas.

A menudo suele confundirse la hiper/hipo sensibilidad con pasotismo o hiperactividad, por eso, es importante conocer a la persona, adaptar el entorno y, si es necesario, utilizar productos de apoyo que contribuyan a evitar los niveles tan altos de ansiedad o excitación.

Y, además de la hipo/hipersensibilidad, como se describe en la definición de TEA, hay personas que pueden tener un interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno, como, por ejemplo, mirando fijamente las luces durante horas, o tocando la misma prenda continuamente, etc.

Por último, cabe destacar que, aunque la hipo/hiper reactividad a los estímulos suele presentarse frecuentemente en personas con TEA, no todas las personas con TEA son hiper/hipo sensibles y ni se presenta en todos los sentidos ni con la misma intensidad. Por eso, no debemos olvidar que es un espectro muy amplio de posibilidades y cada persona es única y diferente a la hora de percibir su entorno.