El trastorno del espectro autista (TEA) consiste en un trastorno neurológico con principal afectación en las áreas de comportamiento, comunicación e interacción social. Y, aunque se ha observado que el 68% de los niños con diagnóstico TEA presentan un retraso motor identificable a los 6 meses, actualmente, no es tenido en cuenta como parte de los criterios de diagnóstico.
Debido a que no hay alteraciones específicas en el desarrollo motor de los menores con autismo son los padres quienes, con más frecuencia, reconocen los primeros signos de alerta en el desarrollo de los niños con TEA hacia los 14 meses. Sin embargo, hay pequeños indicadores en los patrones de movimiento que pueden ser un indicio de alerta importante para los profesionales sanitarios.
Algunos signos de alerta pueden ser:
- 4 meses: en posición de reposo, tumbado boca abajo, puede que un lado del cuerpo y el otro no sean simétricos.
- 6-9 meses: el volteo desde boca arriba a boca abajo. Se presenta la alteración al voltear en bloque en vez de realizar la secuencia normal de cabeza, hombros, tronco y pelvis.
- 7 meses: mientras están sentados no se mantienen estables mucho tiempo, por lo que se desequilibran y caen de lado.
- 9 meses: durante el gateo con frecuencia el apoyo delantero no es sobre las palmas (que en el futuro puede relacionarse con una hipersensibilidad), sino que lo realizan sobre los antebrazos.
- 10 meses: cuando el niño comienza a experimentar la sensación de estar de pie tiende a abandonar el intento de desplazamiento por inestabilidad y se dedica a otra actividad, mientras que los menores con posible diagnóstico futuro TEA, permanece en esta postura durante largo tiempo (más de 15 minutos) antes de cambiar de postura.
- A partir de 11 meses: durante el aprendizaje de la marcha, el desarrollo típico pasa por una serie de fases de estabilización, planificación y control de la simetría y de la postura, mientras que en los menores con futuro diagnóstico TEA, ya muestran características del movimiento que pueden perdurar hasta la vida adulta. Estas características son la asimetría en el movimiento de brazos o piernas, el aleteo de los brazos, mayor trabajo muscular de gemelos que de los muslos durante el inicio del paso o el apoyo puntero del pie en vez de hacerlo en bloque.
Durante todo el período de exploración del entorno, se ha observado que los menores diagnosticados más tarde con TEA, se llevan objetos a la boca con mucha más frecuencia que los menores con desarrollo típico. Al llegar ya a la etapa escolar, todo el proceso de diagnóstico es mucho más sencillo al valorarse de manera conjunta todas la áreas en las que presentan dificultades (comportamiento, comunicación e interacción social), pero nos encontramos ya con un grado de afectación motor mayor, pues entre 50-73% de los menores con diagnóstico TEA tienen un retraso motor significativo, mientras que el resto sólo mostraban un retraso leve..
Por todo ello, es muy importante la figura del fisioterapeuta en la valoración del desarrollo motor de los primeros meses de vida. Pues atender a los primeros signos de alerta motóricos puede facilitar un diagnóstico temprano de Trastorno del Espectro del Autismo y, con ello, una intervención adecuada.
Daniel Sandoval Gómez, fisioterapeuta del Programa Mejora Federación Autismo Madrid