Faltan 4 días para el 2 de abril, fecha marcada por la ONU como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Ese día, hay muchas iniciativas para dar visibilidad a esta cuestión, que se resumen en pintar de azul todo lo que toques: pon globos azules en tu ventana o repártelos en la calle, acude a mesas informativas, marchas, charlas y celebraciones diversas, viste de color azul… son gestos sencillos, que suponen poco esfuerzo pero que si se suman a los de muchas otras personas, pueden suponer una gran ola.

Siempre habrá escépticos que piensen que no va a servir de nada, o que los problemas que nos encontramos siguen estando presentes los otros 364 días (bueno, este año, 365); seguramente no les falta razón, pero las personas que convivimos con el autismo, bien sea familiar o bien profesionalmente, sabemos que la nuestra es una carrera de fondo que se consigue día a día, y que el próximo lunes es en realidad una oportunidad de dar visibilidad y difusión y llegar un poco más allá de lo que llegamos a diario.

El año pasado repartimos en la calle unos mil globos azules. Eso significa que al menos dos mil personas oyeron hablar de autismo ese día. Claro que por otros medios se llega a más gente, pero esas dos mil  personas (que fueron muchas más, porque se acercaron a nuestra mesa y hablamos con muchos ¡que no se llevaron globo!) oyeron ese día hablar de autismo de primera mano. Escucharon a padres, compartieron un ratito con niños con autismo y muchos se fueron con una nueva visión a su casa, y seguramente cuando oigan algo sobre el tema, podrán opinar con un nuevo criterio más ajustado a la realidad, que hay que reconocer que la imagen de Rain Man caló hondo y aún perdura en el imaginario colectivo.

Quizás si sólo hay una ventana con globos azules, el que lo vea desde la calle pensará que en mi casa se celebra un cumpleaños, pero si esa persona ve muchas más ventanas con globos siempre azules, seguro que se imagina que eso tiene algún significado, y es probable que la iniciativa tenga eco en los medios de comunicación, y entonces sí llegue a mucha más gente. Y ese día se hablará de autismo.

Ojalá no fuera necesario tener un «día conmemorativo», sería señal de que tenemos una sociedad madura y solidaria que considera a todos por igual, que estaría concienciada y no necesitaría que se lo recordaran días como el 2 de abril. Pero como desafortunadamente esto aún no ocurre, vamos a utilizar todos los recursos a nuestro alcance para que, al menos un día al año, se hable de autismo en todas partes.

El resto de días, seguiremos avanzando y pintando el mundo de azul, y de muchos más colores, que es la magia de la diversidad.

Publicado por ASPAU

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