Estábamos sentados en nuestro salón, la princesa, papa y yo, cuando pegaron en la puerta. Era tarde, ¿Quien será a estas horas y que querrá?, me pregunto mientras camino hacia ella. El pasillo esta oscuro y bajo la puerta no se ve luz alguna. Con voz asustada pregunto:
-¿Quién es?
No recibo respuesta…vuelvo a preguntar
-¿Hay alguien ahí, quien es?
Tampoco me contesta, pero vuelve a golpear.
En ese instante, con la cadena echada abro y pregunto:
-¿Que quiere, porque no contesta cuando pregunto quién es?
La respuesta que recibo es silencio, ni una palabra, ni un porque, ni una mirada, nada. Abrí, le deje entrar, resignada, frustrada, asustada, con muchas preguntas por contestar pero sin respuesta recibida. El entro, se sentó y formo desde entonces parte de nuestra vida.
Esa sensación es la que sufrimos hace un año en nuestra familia. Sin un porque el termino autismo entro en nuestra casa. Pasamos por lloros, negaciones, observaciones, explicaciones pero no había forma de sacarlo de nuestra vida.
Hoy por hoy, es simplemente un término, una definición, unas gafas que nos ponemos para ver la vida de color azul.
Hemos aprendido, gracias a el, la pequeña esencia de la vida. El calor de un abrazo, una mirada, una sonrisa, el sonido de su voz, son motivo de satisfacción en cualquier momento del día. Sentir la brisa del mar sin mirar si le esta pequeño el bikini a la vecina de al lado, el tacto de la tierra en nuestra piel, el andar por la orilla y hacer una fiesta por cada ola que toca nuestros pies, esas pequeñas sensaciones han vuelto a nuestra vida y, hay que decirlo gracias a él.
Aquel día que abrí mí puerta al autismo, vi solo oscuridad. Hoy, puedo decir, que todos los días le abro la puerta y…una luz intensa me deslumbra.
Precioso escrito. Lo comparto con tu permiso
Gracias Manuel por tu comentario. Lo escribí desde el amor que todo lo puede y la impotencia que en ocasiones nos invade a ambas (a ella y a mí). Lo escribí con mis ojos cubiertos de lágrimas mientras sonaba la Sonata Spring de Beethoven, el segundo movimiento adagio molto expressivo. Si tienes ocasión, léelo con la melodía de fondo, quizás, así, puedas colarte en mi alma, que no es más que el alma de una madre. Este escrito significa para mí un lamento alzado y gritado, un derecho vulnerado y reclamado, una petición o súplica a la sociedad de que todos somos iguales, capaces más en una u otras cosas, pues todo depende de cómo miremos. La discapacidad no es más que una perspectiva. Compártelo, claro, recibe de nuevo mi agradecimiento.
Saludos, María del Mar.
Yo te invito a conocer el sentimiento de un padre y su hija. Un abrazo para ti y tu hija
http://vagabundotraslalibertad.blogspot.com/2010/11/creo-en-ti.html
Es un placer para mí seguir leyendo tus letras y tener la posibilidad de conocerlas, transmitirlas y compartirlas.
Es un honor Manuel.
http://deficitdeatencioneinatencion.blogspot.com/2011/07/eres-diferente.html
Hay otros autismos más violentos, los de las armas, los poderes que oprimen, los desangelados que ignoran a sus semejantes, los insensibles que no han descubierto el amor. Esos y otros son los que necesitamos trabajar para no verlos integrados en nuestra humanidad como si tal cosa.
Besitos y me encanta tu relato.
Gracias Damadenoche. !Cuánta razón tienes!. Demasiada diría yo.
Besitos también de mi parte.
Como me gustan las madres luchadoras que no aceptan un no por respuesta y que les gusta ir aprendiendo y comprendiendo sin darselas de especialista y sobretodo con mucho cariño y dedicacion.Gracias por ser como sois.
María del Mar, me han emocionado tu sensibilidad y tus palabras; conozco la integridad de tu corazón y el valor del que cada día aquilatas el amor que sientes por tu hija… Sigue escribiendo, sigue amando, sigue viviendo. Un beso muy fuerte desde Canarias.
Paula.