Quien me iba a decir que mi hijo podía hacer deporte? Si no tiene interés por el resto del mundo, sino tiene afán de superación?  Pero su familia sí.

Sólo necesitábamos que nos presentaran dónde y cómo, ya nos las arreglaríamos….

Cuando nos metimos en una asociación, no sabíamos que nos podían ofrecer, pero queríamos respuestas, alternativas….

Encontramos muchas cosas de las que estábamos buscando y más…

Dentro de estas ofertas, estaba el deporte. Vamos a probar.

La natación tenía muchas posibilidades, era un deporte completo, el agua le gustaba, le relajaba y le ayudaba a quemar esa energía que le desbordaba, a él y a todos.

En la asociación se nos planteo la posibilidad de que practicara deporte un día a la semana, en principio.

Le enseñaron a flotar, después a nadar, e incluso a coger un balón y lanzarlo.

Le gusta tanto la piscina que tengo que confesar que en alguna ocasión llegué a verle como un deportista las paraolimpiadas de Madrid. Bueno como las olimpiadas han sido en Londres, esperaremos.

Hemos ganado mucho con esta actividad. Una tarde de libre para el resto de la familia, un niño que disfruta de una actividad de deporte y muchos momentos que gracias al descubrimiento de esta afición, ahora podemos disfrutar con él. Vamos juntos a la playa, donde el se maneja estupendamente, podemos pasarlo bien todos en la piscina, etc.

Cuando el diagnóstico es AUTISMO, cerramos muchas puertas, todo lo que implica relación social, todo lo que suena a normal. Afortunadamente hay profesionales que abren ventanas donde estas puertas se cierran, que enseñan a que la normalidad sólo es una etiqueta que se puede redefinir. Todas las normalidades no son iguales, menos mal!

Os invito a que busquéis, a que probéis, hay un mundo de ofertas esperando a ser elegidas para formar parte de vuestro día a día.

Y así fue como AUTISMO, aquel chico al que no le interesaban los otros, ni nada conoció a DEPORTE, que era sociable, alegre y para el que todos eran importantes. Se enamoraron, y desde entonces viven felices y juntos. Quizás las parejas que menos tienen en común son las que más tienen que ofrecerse.

 

Mariluz García Cobo madre de un chaval con autismo de 17 años que disfruta en la piscina desde los 6 años.

 

 

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